Las mujeres se encuentran en el centro de los cambios globales importantes relacionados con el crecimiento demográfico, pues son el elemento determinante del que dependen las tasas  de natalidad y envejecimiento de la población. También son agente de cambio en las transformaciones económicas que insinúan el resurgimiento de una clase media masiva en los mercados de alto potencial de desarrollo.

Esto es lo que sostiene el estudio She for Shield: Insure Women to Protect Everyone and Drive Inclusive Growth (Protección para la mujer: ofrecer  seguros a las mujeres para proteger a todos e impulsar el crecimiento inclusivo), presentado por la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), organismo perteneciente al Banco Mundial, junto con Grupo AXA y la consultora Accenture. El estudio revela datos que suponen  un cambio de paradigma para las aseguradoras porque representan una oportunidad de crecimiento si el sector de los seguros se concentra en diversificar los productos ofrecidos a las mujeres.

Según el informe, se estima que para 2030 el ramo asegurador obtendrá  1.7 billones de dólares en operaciones financieras efectuadas con mujeres. Además, se espera que la mitad de esas transacciones se realice  en economías emergentes, como Brasil, China, Colombia, India, Indonesia, Marruecos, Nigeria, Tailandia, Turquía y, por supuesto, México.

Históricamente, el mercado de los seguros no ha puesto especial atención al género  femenino, cuando éste es clave en el crecimiento económico mundial. De acuerdo con las cifras de la División de Población de Naciones Unidas y el Banco Mundial,  en todo el mundo hay 3730 millones de mujeres, lo cual representa 49.55 por ciento de la población global y 50.21 por ciento de la población mexicana.

Por lo antes expuesto, una de las claves para estimular  el desarrollo potencial del sector estriba en fomentar  la participación activa de las mujeres en la economía nacional, ya que una  intervención más notoria de ellas incrementaría de manera significativa el desarrollo económico y social asociado al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).

La tarea principal   de los líderes del mercado asegurador debe ser centrarse en el papel activo de las mujeres como agentes de comercialización, clientas asiduas y embajadoras de marca en el ramo de los seguros, especialmente en los productos de Salud y Vida.

El potencial de las mujeres en el mercado asegurador

El reporte She for Shield… alerta que el sector de los seguros no ha considerado que las mujeres son un factor fundamental del crecimiento global en las economías emergentes, lo cual trae como consecuencia que no existan productos inclusivos que se enfoquen en sus necesidades específicas.

El mundo está cambiando, pues en los últimos años las mujeres han podido acceder de manera más equitativa a niveles superiores de educación, lo cual ha permitido que más de la mitad de profesionistas sean mujeres. Al ganar más espacios en el mercado laboral, ellas han logrado una   independencia económica mayor y poder de negociación familiar, ya que el género femenino se caracteriza por ser más consciente de los riesgos y por planear de manera más eficiente el destino de sus recursos.

Considerando esta coyuntura, cabe destacar que las mujeres desempeñan un rol multifacético dentro de la sociedad, visto que son partícipes  de muchos ámbitos de la vida de un país, lo que les permite actuar como un conducto para el cambio social y el progreso económico. En suma, ellas son  un actor cada vez más importante de la población.

Además, la fuerza de desarrollo económico está del lado del género femenino en la balanza,  ya que ellas están accediendo intensivamente al mercado laboral formal y creando sus propios negocios; de ahí que se abra una puerta de oportunidad para las instituciones que ofrezcan protección integral;  todo ello con el objetivo de reducir las brechas de protección que aun dentro del mismo género femenino se van formando.

Rezagos y retos  que deben enfrentar las aseguradoras

El informe de IFC-BM, Grupo AXA y Accenture no sólo se basa en  proyecciones econométricas, sino también en una serie de entrevistas a profundidad con representantes del sector, corredores de seguros, agentes, clientes y funcionarios de entidades reguladoras, lo que permitió hacer un análisis exhaustivo de las necesidades del segmento femenino.

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el sector es la brecha en la oferta de los seguros. A medida que las mujeres han comenzado a ganar espacios en el ámbito laboral y a mejorar sus ingresos, se enfrentan a retos y riesgos contra  los que necesitan protegerse. Sin embargo, la oferta aseguradora sólo se enfoca en las mujeres que se dedican al hogar y tienen hijos, y no toma en cuenta que las profesionistas sin hijos necesitan coberturas integrales que consideren con la misma seriedad   los riesgos a los que se enfrentan en la vida diaria.

Aunque todavía existe un margen de diferencia salarial entre hombres y mujeres, cada vez más las profesionistas comienzan a ganar espacios en puestos importantes, lo cual reactiva su economía y les da la posibilidad de tener ingresos más altos. Ello debe ser un foco de atención para la industria, pues estas mujeres, que no tienen dependientes económicos y están inmersas en un ambiente laboral, deberían ser consideradas en la oferta de coberturas que las amparen de manera integral ante todo riesgo.

Hay otro  aspecto que se debe  destacar como parte del progreso del género femenino en nuestras sociedades. El informe She for Shield… pone en evidencia que el mercado asegurador está haciendo caso omiso del  hecho de que las mujeres están impulsando un cambio radical en los patrones de gasto y consumo, pues más mujeres se concentran en cuestiones vitales, como educación, salud, ahorro y la protección de su hogar y   sus otros bienes (autos, por ejemplo), por lo que la industria bien podría potenciar la aceptación, distribución y consumo de los seguros entre este grupo esencial del mercado brindando un asesoramiento adecuado a su perfil.

Género con un potencial de crecimiento indiscutible

Como consecuencia de la diversidad de  actividades a las que se dedican, las mujeres cuentan con necesidades específicas que responden a  preocupaciones sui géneris, de acuerdo con el grupo socioeconómico al que pertenecen. De ahí que se las deba atender  con diferentes estrategias. El informe detecta las siguientes categorías:

  1. Mujeres asalariadas sin hijos.
  2. Mujeres asalariadas con hijos o que son madres solteras.   
  3. Pensionadas.
  4. Emprendedoras.
  5. Consumidoras con presupuesto limitado.

Mujeres profesionistas sin hijos

Este grupo está integrado por  profesionistas con algún grado de estudios universitario o superior, como maestrías y doctorados. Cuidan  su estabilidad económica a través del ahorro, lo cual les permite invertir. Debido a su alto grado de educación y solvencia económica, desean destinar parte de su ingreso a  productos financieros, de modo que hacen una búsqueda de información exhaustiva, de forma presencial o en internet, antes de invertir.

Entre los problemas a los que se enfrentan en el mercado financiero destaca el hecho de  que se sienten excluidas por el sector de los seguros, puesto que éste sólo ofrece protección a madres y esposas, lo que evidencia que existe una brecha de cobertura que no favorece  su perfil. También tienen poca confianza en las aseguradoras.

El reto de las aseguradoras radica en brindar un asesoramiento completo sobre  los seguros y productos financieros adecuados a mujeres asalariadas sin hijos. Para lograr esto,  se tendrán que establecer canales de comunicación y marketing enfocados especialmente en este segmento.

Mujeres trabajadoras con hijos o madres solteras

Este grupo se caracteriza por estar altamente educado. Su  estado civil varía: pueden estar casadas, ser solteras o viudas. Dividen su tiempo entre su vida familiar y profesional  y planean el futuro de sus hijos. Algunas recurren al autoempleo para poder conciliar su vida familiar y profesional.

Un problema al  que se enfrentan las profesionistas con hijos es la penalización vinculada a la maternidad, de acuerdo con el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)  titulado Un paso decisivo hacia la igualdad de género. En condiciones ideales,   25.1 por ciento de las mujeres que acceden a puestos directivos tienen una situación financiera   estable; sin embargo, el 74.9 por ciento restante se enfrenta a muchas barreras laborales que, entre otras cosas, les impiden pensar en proteger su futuro y el de sus hijos a través del aseguramiento. En tal sentido, la conciliación entre   vida familiar y profesional puede llegar a ser un problema por la idiosincrasia de un país y la falta de políticas públicas incluyentes.

Considerando lo anteriormente descrito, el sector asegurador deberá crear campañas que comuniquen  los beneficios del aseguramiento familiar integral y generar productos enfocados en la familia. Además, para acrecentar la confianza, las instituciones de seguros tendrán que contratar a más mujeres en los cuadros de asesores profesionales de  seguros. De esta manera se logrará empatizar con las necesidades del segmento femenino y comprenderlas mejor.

Mujeres pensionadas o retiradas

Se estima que, como consecuencia  de la brecha salarial, las mujeres tendrán que invertir de manera voluntaria hasta 20 por ciento más que los hombres en fondos para el retiro; a la luz de tal desequilibrio,   las mujeres de este segmento tienen especial importancia, ya que son conscientes de que necesitan asesoramiento para administrar sus recursos si desean cumplir con sus expectativas de calidad de vida en el retiro.

Las mujeres en edad de retiro poseen educación, y es muy importante para ellas la calidad de vida en su etapa de retiro. Son conscientes de que su estado de salud requiere cuidado y atención. También son pragmáticas cuando se trata de hacer gastos importantes y tienen un fuerte deseo de proveer estabilidad económica  a sus nietos a través de la educación.

El problema al que se enfrentan consiste  en que el mercado no tiene productos de cuidados de salud a un precio accesible, por  lo que las aseguradoras deberán proveer asesoramiento financiero para la administración de sus necesidades médicas y de su vida diaria y  desarrollar productos que las protejan y les otorguen estabilidad económica en caso de viudez en la tercera edad.

Consumidoras con presupuesto limitado

Generalmente, este segmento no se encuentra dentro del mercado formal del trabajo, pero son personas económicamente activas. Se caracterizan por un estatus socioeconómico medio-bajo;  pueden tener dependientes económicos y se concentran en proveer a las necesidades básicas de su familia. Una de sus mayores preocupaciones es llegar a dejar deudas económicas a sus hijos. Tienen acceso limitado a servicios bancarios o tecnología, lo cual reduce  su información acerca de los mecanismos de protección del aseguramiento. Una consecuencia de esto es que no tienen confianza en las aseguradoras.

Este grupo de mujeres, teniendo  ingresos limitados, no puede costear seguros; por ello, las compañías deberán desarrollar productos asequibles que se dirijan a  los aspectos más importantes de su vida, como salud, vida y educación.

Beneficios innumerables

De acuerdo con una encuesta de la consultora Accenture, las mujeres son menos propensas a cometer fraude, puesto que los datos revelan que 86 por ciento de las mujeres en el mundo considera  las prácticas fraudulentas como inaceptables y como actos que van en contra de sus principios. Dicha realidad genera confianza entre las instituciones financieras, puesto que las pérdidas económicas por fraude ascienden a miles de millones de dólares.

Otra dato interesante que reveló la firma de consultoría es que las mujeres son más leales a una marca; es decir, tienen menos probabilidad  de cambiar de compañía. Por lo tanto, las personas del sexo femenino son óptimas representantes de un servicio o producto. De acuerdo con empresas como AXA, Zurich, Liberty Seguros,   entre otras, las consumidoras tienden a recomendar productos de aseguramiento entre familiares y amigos, lo cual genera gran valor en las compañías para referir sus coberturas.

El futuro es femenino

De acuerdo con el análisis She for Shield: Insure Women to Protect Everyone and Drive Inclusive Growth, en 2030 las mexicanas invertirán de seis  a 10 veces más en protección de sus bienes y personas en comparación con 2013; o sea que  se espera que la inversión alcance entre 26,000 y 40,000 millones de dólares en instrumentos de aseguramiento.  

El incremento de la fuerza laboral femenina ha sido un trampolín para el desarrollo de la industria del seguro en las economías emergentes, y ese auge sólo  confirma que las mujeres tienen una necesidad enorme de protegerse ante los imprevistos que puedan mermar su escalada en el mercado laboral. Esta reconfiguración laboral es, por consiguiente,  una gran oportunidad para que las aseguradoras ofrezcan coberturas centradas en las necesidades de la mujer.

El crecimiento de México, impulsado por la participación activa de las mujeres en el mercado laboral, tiene un efecto dominó,   puesto que les permite a los miembros de este género acceder a mayores ingresos y mejor educación, lo que genera entre ellas más  conciencia de la necesidad de contar con aseguramiento para que protejan su vida y la salud de sus hijos, esposo y familia.

Las instituciones financieras deberán entender que las mujeres son un segmento con alto potencial de crecimiento para el sector  asegurador, ya que 25.7 por ciento de las mujeres en México se dedica a alguna actividad empresarial, y este segmento tiene especialmente claro que la salud es un aspecto que quieren proteger, por lo que están dispuestas a invertir hasta   15 por ciento de su salario mensual en un seguro de Gastos Médicos Mayores.

La brecha salarial por género en México también resulta un reto para las instituciones financieras. De acuerdo con un informe presentado por el Instituto Nacional de las Mujeres, con datos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), la desigualdad laboral ha obstruido  la participación económica activa de la mujer en el mercado, puesto que, a pesar de que cada vez más mujeres se incorporan profesionalmente al sector productivo, su intervención es apenas de 43.4 por ciento, por debajo del 52.7 por ciento que ya se alcanza en América Latina y El Caribe.

Quizá éste es uno de los factores  por los cuales las aseguradoras no invierten en publicidad dirigida a  las mujeres. Por ende, uno de los problemas que deberán resolver en los siguientes años las compañías de seguros en el país consiste en crear productos financieros asequibles   que se adapten a las necesidades del creciente segmento de madres solteras con ingresos limitados.

En general, la población de  México no tiene conciencia ni comprensión de lo que está disponible en el mercado de los seguros. Tampoco hay acceso a los productos de pólizas básicas ni a un asesoramiento  adecuado. Peor aún, las mujeres son el grupo más afectado por estos hechos. Sin duda alguna, el acceso a la información conlleva mayor entendimiento de las necesidades particulares de las mujeres como agentes activos de la economía y como tomadoras de decisiones.

El marketing de las empresas aseguradoras tendrá que enfocarse en  campañas que comuniquen con suficiente claridad los beneficios de mantenerse aseguradas. Otra materia pendiente de las aseguradoras es el fomento al  crecimiento económico, que se puede lograr ayudando a mejorar la calidad de vida de las mujeres y abriendo nuevos caminos para un crecimiento rentable. Demanda insoslayable que deberá atender esta industria es ampliar  la participación de las mujeres en los equipos de ventas, brindarles el entrenamiento apropiado y una estructura que les permita vender adecuadamente.

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