Resiliencia, la secuela positiva de la COVID-19 al mundo

El Asegurador

 

A pesar de todas las crisis que trajo consigo la COVID-19 a todo el mundo en diferentes aspectos -sobre todo en el de la salud y el económico-, esta pandemia también significa una oportunidad para tornar las cosas de forma positiva y hacer que el futuro sea más justo, equitativo, sostenible, inteligente y, sobre todo, más resiliente.

Así lo detalla un reporte del Fondo Monetario Internacional (FMI), que establece además, que para lograr que todos los gobiernos alcancen una mayor resiliencia es necesario tomar en cuenta las siguientes tres medidas:

  1. Invertir en la educación, salud y protección social, además de evitar el fuerte aumento de la desigualdad que la crisis sanitaria puede desencadenar
  2. Promover un crecimiento de baja intensidad de carbono como medida de protección al medio ambiente (esto se puede lograr mediante una asignación racional del gasto público), y
  3. Aprovechar la transformación digital al usar, por ejemplo, plataformas para que el gobierno mejore su eficiencia y sea más transparente, así como recurrir al aprendizaje o trabajo a distancia.

Todo ello derivado de que en junio de este año, el FMI anunció un decrecimiento de 4.9 por ciento en las perspectivas económicas mundiales -aunque se prevé que la recuperación inicie en los próximos meses y continúe en 2021-. Además, la llegada de una segunda ola de infecciones por SARS-CoV-2 puede complicar aún más el panorama e incluso, acarrear nuevos peligros como la volatilidad de los precios de materias primas y la inestabilidad política.

Por ello, el organismo afirma que lograr que los países de todo el orbe se unan en un tema de resiliencia sería una opción óptima para impulsar la confianza en los mercados y que haya una reactivación económica, lo que haría más fácil y rápido el hacer frente a la crisis actual.

Sin embargo, cabe señalar que aunque los peligros latentes hoy dejarán cicatrices económicas muy profundas; por ejemplo, en algunos países se han perdido más empleos en marzo y abril que los que se han creado desde el final de la crisis financiera mundial de 2008; y muchos de los que se han conservado, permanecen pero con menos horas, lo que es igual a un menor sueldo.

Las quiebras de las empresas son también cada vez más habituales porque las reservas de liquidez se están agotando, sumado a los más de 1,000 millones de alumnos de 162 países que tuvieron que interrumpir su educación.

En tal sentido, el FMI añade un par de propuestas para que la recuperación sea más inclusiva y resiliente:

  • Políticas nacionales
  • Protección a los trabajadores
  • Apoyo a las empresas
  • Mantener la estabilidad financiera
  • Garantizar suministros sanitarios adecuados
  • Evitar nuevas fracturas en el sistema de comercio mundial
  • Velar porque los países en desarrollo puedan financiar sus necesidades críticas de gasto y responder a los retos de sostenibilidad de la deuda
  • Fortalecer la red de seguridad financiera mundial

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