En México, casi la mitad de los jóvenes abandona sus estudios por falta de recursos económicos, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Acceso y Permanencia en la Educación (ENAPE) 2021 del Inegi. Esta situación refleja la necesidad de que las familias cuenten con herramientas financieras que garanticen la continuidad educativa de los hijos, incluso frente a imprevistos. En este contexto, el seguro Educativo se convierte en una alternativa clave para asegurar que los sueños académicos no se detengan por limitaciones económicas, como lo subraya Pamela Asmara Alfaro Mendoza, directora Comercial en Grupo KC.
En un comunicado, Alfaro compartió cifras son contundentes: de cada 100 niños, solo 17 logran terminar la universidad, lo que impacta directamente en sus oportunidades laborales e ingresos futuros. Según Alfaro Mendoza, una persona con licenciatura puede ganar hasta 80 por ciento más que alguien con solo bachillerato, lo que demuestra la importancia de impulsar la formación profesional. Ante este panorama, el seguro Educativo representa no solo una herramienta de protección, sino también de inversión en el futuro, al brindar certeza y tranquilidad a los padres respecto al camino académico de sus hijos.
El funcionamiento de este tipo de seguros combina ahorro y respaldo económico. Por un lado, permite generar un fondo destinado exclusivamente a la educación, con rendimientos mayores al ahorro tradicional; por otro, protege a las familias en caso de enfermedad, invalidez o fallecimiento de quien aporta, evitando así que se detenga el proyecto educativo. En este sentido, algunos productos como Educalife y Metalife, ofrecidos por Grupo KC, han sido diseñados para adaptarse a las necesidades de cada hogar, ofreciendo flexibilidad en aportaciones y beneficios tangibles a largo plazo.
Finalmente, la herramienta mencionada fomenta la cultura del ahorro y ayuda a prevenir el endeudamiento, al mismo tiempo que otorga estabilidad financiera en medio de un entorno económico incierto. Cada plan puede diseñarse a la medida de las posibilidades y objetivos de cada familia, asegurando que, sin importar las circunstancias, los hijos cuenten con la oportunidad de acceder a una educación universitaria. En palabras de Alfaro Mendoza, más que un producto financiero, es una inversión en el futuro y en el bienestar de toda la familia.