Por: Roberto Shoji Luna Nakachi, Director General del Instituto Mexicano Educativo de Seguros y Fianzas, A. C.
En esta segunda parte se aborda un aspecto relativamente novedoso respecto a la mitigación de los riesgos ambientales y ecológicos, se trata de la economía de la biodiversidad en la que tanto el seguro como la fianza tienen un papel protagónico.
La biodiversidad es la variedad de formas de vida en términos de especies, ecosistemas y diversidad genética; constituye un pilar esencial de los sistemas naturales y de la economía global. Sin embargo, su deterioro acelerado conlleva pérdidas de servicios ecosistémicos, lo que impone riesgos económicos, sociales y ambientales. Frente a esta situación, emerge la economía de la biodiversidad, disciplina que analiza cómo integrar la naturaleza y sus valores en las decisiones económicas y financieras, y la manera en que los mercados de capital, los instrumentos financieros y los mecanismos de riesgo pueden contribuir a la inversión en naturaleza. Esta entrega pretende exponer esa doble dimensión: primero, los fundamentos de la economía de la biodiversidad; segundo, los instrumentos financieros disponibles (bonos verdes, préstamos sostenibles, seguros, fianzas, etc.) que permiten redirigir flujos de capital hacia la conservación y restauración de ecosistemas.
La biodiversidad aporta servicios ecosistémicos fundamentales como la regulación del clima, polinización, purificación del agua, control de inundaciones, etc. que sustentan la producción económica y el bienestar humano. No obstante, muchos de esos servicios son invisibles en los mercados tradicionales, lo que genera externalidades negativas y subinversión en naturaleza. El deterioro de dichos servicios implica una pérdida de capital natural, un aspecto que la economía debe reconocer para integrarlo en el cálculo de la riqueza nacional, las cuentas macroeconómicas y las decisiones de inversión.
Se estima que aproximadamente más de la mitad del PIB mundial depende moderada o fuertemente de la naturaleza. La pérdida de biodiversidad, por tanto, constituye un riesgo financiero, operativo, de reputación y regulatorio para muchas empresas e inversores. Por ejemplo, la reducción de la polinización o la degradación de cuencas afecta la producción agrícola, lo que a su vez repercute en ingresos, empleo y flujos de capital. Diversos estudios han identificado una “brecha” de financiamiento para la biodiversidad: las inversiones actuales aún están muy por debajo de lo que se requiere para detener y revertir la pérdida de naturaleza. Por ejemplo, el instrumento BIOFIN indica que, aunque se invierten anualmente cientos de miles de millones de dólares, la cifra está lejos de los valores necesarios para conservar, restaurar y utilizar sustentablemente la biodiversidad. Esta brecha incentiva la búsqueda de nuevos instrumentos financieros que movilicen tanto recursos públicos como privados.
La economía de la biodiversidad no solo implica detener pérdidas, sino transformar los flujos financieros hacia actividades que generen una economía de naturaleza positiva. En ese sentido, se consideran cambios en producción, consumo, inversión y regulación para alinear los intereses económicos con el mantenimiento y regeneración de los ecosistemas.
Principales instrumentos financieros que pueden movilizar capital hacia la biodiversidad:
A) Bonos verdes, blue bonds y bonos para biodiversidad. Los bonos verdes (green bonds) son instrumentos de deuda en los que el emisor se compromete a usar los recursos para proyectos con beneficios ambientales, lo que incluye potencialmente la biodiversidad. Asimismo, surgen variantes especializadas: blue bonds (para océanos, zonas costeras) y bonos específicos de biodiversidad (biodiversity bonds) que dirigen los recursos explícitamente a conservación, restauración o protección de especies y hábitats.
Aunque el mercado de bonos verdes se ha expandido considerablemente (más de US $200 mil millones anuales en ciertos periodos) la proporción destinada a biodiversidad sigue siendo muy pequeña. Por ejemplo, solo un 1 % de los bonos verdes emitidos en 2024 tenían un uso explícito para biodiversidad.
B) Préstamos sostenibles, sustainability-linked y use-of-proceeds. Los préstamos y bonos vinculados a sostenibilidad (sustainability-linked loans/bonds) imponen condiciones o indicadores de desempeño que el emisor debe cumplir, lo que puede incluir objetivos de biodiversidad o uso responsable de la tierra. En contraste, los instrumentos use-of-proceeds (uso de los recursos) dirigen el capital a proyectos específicos de naturaleza por ejemplo restauración.
Estos instrumentos permiten a los emisores mejorar sus condiciones financieras si cumplen los compromisos medioambientales, lo que incentiva la mejora del desempeño. En el contexto de biodiversidad, representan una vía emergente para alinear deuda con metas naturales.
C) Pagos por servicios ecosistémicos, derechos y créditos de biodiversidad. Otra categoría relevante son los mecanismos de mercado para servicios ecosistémicos: pagos por servicios ecosistémicos (PES), créditos de biodiversidad (biodiversity credits) y compensaciones de hábitat. Estos instrumentos monetizan los beneficios que la naturaleza provee o las pérdidas evadidas si se conserva el ecosistema. Por ejemplo, el crédito de biodiversidad busca asignar valor a cambios en la probabilidad de supervivencia de especies o mejora de hábitats. La agrupación de estos mecanismos ayuda a canalizar inversión privada hacia conservación, al ofrecer un retorno directamente ligado al impacto en naturaleza.
D) Seguros y fianzas verdes, garantías y reducción de riesgos. El seguro es un instrumento que hasta hace poco se consideraba ajeno a la conservación natural, pero en la práctica su rol está creciendo. Los seguros pueden reducir el riesgo en proyectos de naturaleza, respaldar inversiones en restauración y facilitar que inversores participen con menor percepción de riesgo. Como ejemplo se puede mencionar a la iniciativa SCOR Nature Restoration & Conservation Insurance Initiative desarrolla productos de seguro para restauración ecológica, como la cobertura de costos de restauración si un ecosistema no alcanza la trayectoria planificada. Estudios señalan que asegurar activos naturales puede mejorar el acceso al financiamiento y reducir el coste del capital.
Además del seguro tradicional, existen fianzas verdes o garantías que aseguran que los fondos de los instrumentos financieros sean usados para los fines declarados, o que garantizan la devolución del capital ante un incumplimiento ambiental. Estas garantías pueden ser emitidas por entidades multilaterales o privadas para reducir el riesgo de crédito o de desempeño de los proyectos de biodiversidad. Estos instrumentos financieros facilitan que los proyectos de biodiversidad sean más bancables, al reducir el riesgo percibido.
E) Deuda por naturaleza debt-for-nature swap. Aunque no es puramente un instrumento financiero de mercado como un bono, los swaps de deuda por naturaleza constituyen una solución innovadora para países con deuda externa elevada: la deuda se reestructura o reduce a cambio de compromisos de conservación o restauración de ecosistemas. Estas operaciones combinan alivio de la deuda con mecanismos de financiamiento para la naturaleza, aumentando la liquidez para la conservación. Ejemplos recientes muestran cómo se emplean garantías e instrumentos financieros para hacerlas viables. Este mecanismo es importante en la economía de la biodiversidad porque vincula gestión macroeconómica con prioridades ambientales.
Los instrumentos descritos ofrecen gran potencial, sin embargo la escala actual de movilización de capital es insuficiente frente al tamaño de la crisis de biodiversidad. Por ejemplo, aunque el financiamiento privado para naturaleza ha aumentado, aún se requiere cerrar una brecha de cientos de miles de millones de dólares al año. Esta tensión entre urgencia de acción y madurez del mercado financiero para biodiversidad constituye un importante desafío.
Entre los principales desafíos encontramos:
- Riesgo de superficialidad o greenwashing. Existe el riesgo de que los instrumentos sean usados para posicionamiento o marketing sin impacto real sobre biodiversidad. Esto exige estándares robustos, verificación independiente, transparencia y mecanismos de reporte que aseguren integridad de los instrumentos. La falta de métricas consolidadas para biodiversidad agrava esta situación.
- La biodiversidad presenta características complejas: es local, heterogénea, difícil de cuantificar y monetizar. Esto implica desafíos para establecer KPIs, triggers, criterios de desempeño y sistemas de monitoreo que funcionen para los instrumentos financieros vinculados. Por ejemplo, los seguros requieren modelar riesgos, las garantías requieren cumplir condiciones verificables, los bonos requieren reporte de impacto. La carencia de datos robustos y consenso metodológico limita la expansión.
- Integración con sistemas económicos y financieros tradicionales. La economía de la biodiversidad propone que los flujos financieros, la contabilidad nacional y los modelos macroeconómicos incorporen el capital natural. Sin embargo, en la práctica, muchas inversiones tradicionales no internalizan estos factores de riesgo o dependencia. El sector financiero aún está ajustando sus marcos de riesgos, gobernanza y productos para incorporar naturaleza. Por ejemplo, la iniciativa Taskforce on Nature‑related Financial Disclosures (TNFD) promueve que las instituciones declaren sus riesgos y dependencias respecto a la naturaleza.
- En países con alta biodiversidad, muchas veces existen limitaciones estructurales: falta de mercados de capital maduros, menor capacidad regulatoria, menor número de proyectos bancables, riesgos país elevados, etc. Esto implica que los instrumentos financieros para biodiversidad requieren adaptarse al contexto local, combinar recursos públicos, donaciones, garantías y desarrollo de capacidades.
Para que los instrumentos financieros cumplan un papel efectivo en la economía de la biodiversidad, es útil situarlos dentro de un marco conceptual que describe su operación, los incentivos, los riesgos y los beneficios esperados, entre los que se pueden mencionar los siguientes:
- Necesidad de inversión: el deterioro de biodiversidad genera costos, riesgos y pérdida de servicios ecosistémicos.
- Creación del instrumento financiero: puede tratarse de un bono, un préstamo ligado a la naturaleza, un seguro, una garantía, un mecanismo de compensación, etc.
- Despliegue de capital: recursos movilizados hacia proyectos de conservación, restauración o uso sustentable de naturaleza.
- Gestión del riesgo: aquí intervienen seguros, garantías, estructuras de blended finance para reducir riesgo percibido por inversores.
- Medición del impacto: se requieren métricas, indicadores y reporte para asegurar que el instrumento genera el efecto esperado sobre biodiversidad.
- Retorno/incentivo: para los participantes privados puede haber retorno financiero, reputacional, cumplimiento regulatorio o reducción de riesgo. Para lo público/naturaleza hay preservación o incremento de capital natural.
- Escalabilidad y permanencia: es necesario que los instrumentos se escalen, sean replicables y que los beneficios sean sostenibles en el tiempo.
Este marco conceptual ayuda a entender por qué los seguros y las garantías (que reducen el riesgo) son críticos: sin ellos, muchos proyectos de biodiversidad serían demasiado riesgosos para los inversores privados.
Conclusiones
La economía de la biodiversidad representa un enfoque necesario para responder al deterioro acelerado de los ecosistemas y para reconectar el capital natural con el sistema económico y financiero. Los instrumentos financieros (bonos verdes, préstamos sostenibles, pagos por servicios ecosistémicos, créditos de biodiversidad, seguros y fianzas verdes) ofrecen vías concretas para movilizar recursos privados y públicos hacia la naturaleza.
Sin embargo, los desafíos son múltiples: la escala de inversión aún es pequeña respecto a la necesidad real; la medición, reporte y verificación de impactos de biodiversidad están en desarrollo; los riesgos y la incertidumbre ecológica dificultan la bancabilidad; y la integración del capital natural en los sistemas financieros tradicionales requiere transformaciones profundas.
Para avanzar, se requieren políticas de apoyo (incentivos, regulaciones, marcos de reporte), desarrollo de nuevos productos financieros que consideren la naturaleza como activo, mejora en la capacidad de medición y sobretodo una articulación clara entre la conservación/restauración de la biodiversidad y los retornos financieros (o la reducción de riesgo) para los inversores. Los seguros y fianzas verdes desempeñan un papel clave al reducir barreras de riesgo, aumentar la confianza inversora y permitir la viabilidad financiera de proyectos de biodiversidad.
Es necesario que la biodiversidad deje de considerarse únicamente una cuestión de conservación, para ser vista también como un componente esencial del sistema económico-financiero global. Solo mediante esa integración es posible movilizar los recursos necesarios y orientar los flujos de capital hacia una economía en armonía con la naturaleza.
Por todo lo anterior, se requieren profesionales que sirvan como interlocutores para que los seguros y las fianzas verdes se incorporen al mercado financiero tradicional y ayuden a la economía de la biodiversidad y con ello, al desarrollo sostenible de México y el mundo. Este enfoque de nuestro sector relativamente nuevo requiere mayor comprensión de los instrumentos internacionales, el funcionamiento de los seguros y las fianzas, así como el valor primordial que representa la biodiversidad como motor de la economía mundial y al mismo tiempo, el compromiso con las generaciones futuras ya que serán estas quienes emitan juicios respecto al actuar presente de todos los actores que conforman el ecosistema del seguro y la fianza. La capacitación en estos temas se vuelve fundamental para atender con urgencia un mercado que representa retos y desafíos pero también puede brindar, además del beneficio económico, protección a la biodiversidad con instrumentos financieros innovadores para el goce de las generaciones actuales y futuras.