Hace 25 años inicié un nuevo emprendimiento en una etapa de mi vida en la que contaba con dos hijas pequeñas y un crédito a corto plazo para adquirir una vivienda.
Desde mi perspectiva, el emprendimiento implica iniciar una nueva aventura empresarial en la que el único aspecto seguro es el compromiso absoluto con el logro de los objetivos propuestos.
Se trata de una búsqueda orientada a ofrecer soluciones diferenciadas en un mercado específico; en mi caso, la innovación tecnológica y de servicios dirigida al sector asegurador.
El proceso de emprender demanda plena confianza en las propias capacidades y conocimientos. Si se cuenta con socios, resulta fundamental definir claramente la naturaleza de esa relación tanto en el ámbito profesional como personal. Asimismo, es relevante contar con un entorno de personas que apoyen y confíen en el proyecto.
En este sentido, tuve la fortuna de recibir el respaldo de mi familia y amigos cercanos, quienes me ofrecieron recursos como espacios de oficina, recomendaciones para nuevos proyectos y contrataciones para colaborar en iniciativas de automatización e innovación.
Su disposición para intercambiar ideas y entregar retroalimentación crítica ha sido invaluable. A todos ellos, mi más sincero agradecimiento.
El inicio del emprendimiento implicó afrontar rechazos por parte de prospectos, lo que derivó en cuestionamientos sobre la decisión tomada y la viabilidad del éxito. Este escenario motivó los primeros ajustes en el plan de negocio y en la estrategia comercial.
Como mencioné anteriormente, mi propuesta se fundamentó en la innovación tecnológica especializada para el sector asegurador. Sin embargo, enfrenté situaciones en las que los interesados no asociaban la innovación con ser pioneros y surgía la pregunta recurrente: “¿qué aseguradoras ya han implementado esta solución?”.
Esta realidad llevó a la incorporación de servicios tradicionales, lo que facilitó la firma de los primeros contratos y la supervivencia inicial del emprendimiento, sin perder nunca de vista el objetivo principal de aportar innovación al sector asegurador.
A lo largo de este recorrido, he mantenido la convicción en el proyecto. Existen momentos de bonanza y de dificultad, pero el éxito ha radicado en la perseverancia, el trabajo constante, la capacidad de identificar áreas de mejora y el ofrecimiento de confianza y garantías a los clientes.
Mi lema profesional es EVOLUCIONAR; nuestro objetivo es acompañar a nuestros clientes en la transformación de sus modelos de negocio.
En una próxima oportunidad podré compartir la evolución del negocio transcurridos los primeros tres años desde su fundación, así como mi perspectiva sobre los cambios experimentados por el sector asegurador.