CDMX se hunde… y no es metáfora

Por: Alma G. Yáñez Villanueva @pea_alma

El 70 por ciento del agua que consume la capital proviene de su acuífero, lo que vacía el subsuelo y provoca hundimientos que dañan el drenaje. A esto se suman lluvias más intensas por el cambio climático, basura que tapa coladeras y una red hidráulica diseñada hace más de 50 años.

El drenaje profundo ya no resiste lluvias extraordinarias como las del pasado 10 de agosto, cuando cayeron 83 mm en pocas horas. Con tuberías deformadas o colapsadas por los hundimientos diferenciales, el agua pierde pendiente, se estanca y genera inundaciones más severas.

Ejemplos como el Ángel de la Independencia —que parece haber crecido porque el suelo bajó más de dos metros a su alrededor— muestran la magnitud del problema. Zonas como Zaragoza o tramos del Metro presentan deformaciones críticas que complican aún más el desalojo del agua.

En este sentido, Miguel Ángel González López, académico del departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Universidad Iberoamericana, advirtió que la solución debe ser multifactorial. Renovar tuberías, captar agua de lluvia, controlar hundimientos y cambiar hábitos ciudadanos es urgente. “No hay un solo culpable ni una salida rápida, pero sí un llamado inaplazable a invertir y actuar”, concluyó.

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