El envejecimiento de la población es un desafío estructural clave para los países de la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE), con importantes implicaciones económicas, tributarias y sociales; y se estima que la población en edad de trabajar disminuirá un 13 por ciento en los próximos 40 años y que, como consecuencia, el PIB per cápita se reducirá un 14 por ciento de aquí a 2060, lo que ejercerá una presión a la baja sobre los ingresos públicos, mientras que el gasto relacionado con el envejecimiento irá en aumento”, declaró el secretario General de la OCDE, Mathias Cormann.
El titular del organismo añadió que, dado que vivimos más tiempo y llegamos a la vejez con mejor salud, necesitamos prolongar la vida laboral. Los países deben aumentar la edad de jubilación efectiva y promover las oportunidades de trabajo de las personas mayores para garantizar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones, la seguridad económica en la vejez y un crecimiento económico sólido”.
Asimismo, señala que el envejecimiento demográfico, provocado por el descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida, seguirá aumentando la presión fiscal sobre los sistemas de pensiones, en un momento de alta deuda pública y de demandas de gasto contrapuestas.
Estos son los principales hallazgos de la edición 2025 de Panorama de las Pensiones de la OCDE, que muestra que la población del conjunto de la OCDE envejecerá rápidamente en los próximos 25 años: en 2050 habrá 52 personas de 65 años o más por cada 100 personas de entre 20 y 64 años, frente a 33 en 2025 y solo 22 en 2000.
