Las proyecciones climáticas para la temporada de huracanes de 2025 en el Atlántico Norte apuntan a un número de tormentas ligeramente superior al promedio histórico. Sin embargo, expertos advierten que las condiciones actuales, particularmente la evolución del fenómeno ENSO y las temperaturas oceánicas, hacen que las predicciones sean más inciertas que en años anteriores. Esto obliga a mantener la vigilancia, ya que no se puede descartar una temporada altamente activa y costosa.
Munich Re, a partir de su más reciente análisis, estima que este año se podrían formar entre 14 y 19 tormentas con nombre, de las cuales entre siete y nueve llegarían a ser huracanes, y hasta cuatro podrían convertirse en huracanes mayores (con vientos superiores a 177 km/h). Estas cifras superan levemente los promedios de largo plazo (1950-2024), que son de 12.5 tormentas con nombre, 6.5 huracanes y 2.6 severos.
En su reporte, la reaseguradora alemana destaca que la incertidumbre proviene principalmente de la combinación entre temperaturas oceánicas más cálidas de lo normal en el Atlántico y una fase indefinida del fenómeno ENSO en el Pacífico. Según Anja Rädler, meteoróloga de Munich Re, esta ambigüedad hace difícil pronosticar si 2025 se parecerá más a un año devastador como 2017 —cuando azotaron Harvey, Irma y María— o a uno tranquilo como 2006, con pérdidas por debajo de los 1,000 millones de dólares.
A pesar de que no se puede predecir con precisión la magnitud de las pérdidas, las condiciones actuales no sugieren una temporada calmada. Las aseguradoras y empresas expuestas a riesgos naturales deben prepararse con antelación, ya que incluso una sola tormenta intensa puede tener consecuencias económicas y humanas significativas.