Insabi: ¿quién sabe?

Charlemos seguros

El asegurador

EN UN PUEBLO AL SURESTE DE   CDMX, cuando se pregunta por alguien o algo en particular y el interrogado  no posee información, su respuesta es “quién sabe”, pero fonéticamente suena como “quiinsabi”. Esto  es muy parecido a insabi. Hoy el Insabi tiene significado: Instituto Nacional de Salud para el Bienestar.

SOMOS AFORTUNADOS de que exista tal organismo. Con la perversidad de algunos operadores de la 4T,  bien pudo crearse un instituto de salud para el malestar. De que se las gastan se las gastan… Por más que sería un contrasentido una institución de salud para el malestar, son capaces de pervertirlo todo con tal de que suene distinto respecto a todo lo que ya se ha hecho. El fundamento obvio es: todo lo anterior estuvo mal.

BIEN. CON INDEPENDENCIA DE lo comentado, que no pasa de lo anecdótico, retomo el tema desde la pregunta inicial: ¿quién  sabe?… ¿Quién sabe de qué? Pues la pregunta formulada por varios lectores es: ¿cómo afectará el Insabi al sector y a los agentes? La  respuesta dada en forma de pregunta es la que encabeza este escrito. No enredarse por favor.

¿CÓMO AFECTARÁ EL INSABI AL sector o  a sus agentes? Con certeza, nadie lo sabe aún, pero eso no impide que vayamos al terreno del análisis. Breve e inicial, pero análisis al fin.

PRIMER ESCENARIO: EL  Insabi no funciona. Como hasta ahora ha sido, el malhadado instituto no ha funcionado ni en la modalidad de consultas, recetas, abasto de medicinas, costos   a los usuarios, etcétera. Esto incrementa la desconfianza del público, que en consecuencia irá abandonando su poca preferencia por los servicios de tal deformidad. Al sector en general  esto podría beneficiarlo de manera apenas perceptible.

SEGUNDO ESCENARIO: SÍ  funciona. De ser así, y sobre todo en el sentido de la gratuidad o los muy menores costos que representaba para los usuarios, el prestigio que podría ganar dicho instituto derivaría en un incremento importante de personas que prefieran utilizar los servicios que ahí se brinden, renunciando a otros esquemas e instituciones de salud. De ser así, al sector esto le podría afectar negativamente de manera apenas perceptible.

TERCER ESCENARIO: SÍ  funciona, pero con costos altos que antes no cobraba. Si este fuera el caso, sólo se usaría para padecimientos menores y consultas de primer contacto, máximo segundo nivel. Para mayores especialidades y complicaciones, mucha gente dejará de utilizar los servicios, por el costo. Otros, muy pocos, pensarán seriamente en contratar seguros de Gastos Médicos.  La repercusión final para el sector, derivada de este escenario, también sería benéfica, pero muy poco perceptible.

¿O SEA QUE   NO PASA NADA? Pues no. En términos muy generales y   por encimita,  como se acaba de señalar en  los anteriores párrafos, la afectación a favor o en contra del sector sería muy menor, principalmente en seguros individuales de Gastos Médicos.  ¿Y esto por qué, señor columnista? Pues…

HAY UNA FRANJA social que nunca ha utilizado   —ni utilizará— los seguros; sean del ramo que fueren, no cuentan en general con el recurso, pero principalmente con la conciencia o cultura de previsión requerida para tomar la decisión de contratar un seguro. Éstos  serán usuarios de cualquier sistema de salud gratuito; bueno o malo, van a utilizarlo: es “el que hay”, y no cambiarán sus preferencias.

HAY OTRA FRANJA que, de funcionar bien los servicios, pudiera arriesgarse a utilizarlos, con el riesgo de que a la hora del estudio socioeconómico para determinar cuánto cobrarle, la resultante sea, como ya es hoy en muchos casos, que el servicio es más caro que el de los hospitales para ricos, que tienen casi en monopolio otros ricos. Estas personas, después de la desagradable sorpresa, pensarán que   “no les vuelve a pasar”, y seguramente se la jueguen   sin seguro. Una mínima porción de ellos optaría por un costo cierto anual antes que por un costo contingente   improbable,  toda vez que ya les ocurrió el evento en al menos una ocasión.

EN CUANTO A LOS  HOY USUARIOS del seguro de Gastos Médicos,  la gran mayoría nunca se pondrá en manos de los sistemas públicos de salud. Muy pocos tendrán la intención de cambiarse, y sólo si las noticias son que el sistema funciona de maravilla y a bajos costos.

EXISTE OTRA CLASE DE PÚBLICO que nunca ha comprado seguros. Básicamente, y por la razón que sea, estas personas seguirán sin comprar seguros. De convencer a algunos, también sería una afectación favorable, menor.

UN INTENTO QUE PUEDE HACER el sector  es crear microseguros de Gastos Médicos.  ¿Será como siempre?… Hay muchas razones para no hacerlo: el exceso de regulación, el poco entendimiento y sensibilidad de la autoridad respecto de la misión histórica y mundial de los seguros, la exigencia de sistemas de control imprácticos, etcétera.  Otras razones son las del propio sector: bajo interés por la intermediación (poca prima=bajas comisiones=poco interés de los agentes=baja venta de ese canal), pocas alianzas con distribuidores o canales para la distribución masiva, altos costos de promoción y publicidad, etcétera.  Muchos impedimentos que, por conocidos, ya nadie quiere volver a discutir.

FINALMENTE,  en el caso de que la institución esa funcione bien y a bajo costo,  aquello a lo que pudiera afectar de manera más sensible sería a los seguros colectivos de Gastos Médicos.  ¿Cuánto y cómo? Quiinsabi.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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