La disciplina, la autodisciplina y las metas

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Suelo leer a varios autores de libros que tratan acerca de un tema que me encanta: las metas, el logro de metas. Releo algunas obras que estudio, literalmente, desde hace décadas, las comparo y compruebo que no hay muchas diferencias entre las fórmulas plasmadas en sus páginas. Al cabo de los años concluyo que no pocos seguimos tropezando con la misma piedra: la falta de disciplina.

Brian Tracy nos recuerda el peso que tiene la disciplina en la conquista de objetivos en su libro titulado Manos a la obra, en el que invita a recuperar el control de nuestro tiempo y, aun más importante, el control y organización óptima de nuestra vida. Tracy considera indispensable la disciplina para iniciar una tarea, un proyecto, y terminarlo. De hecho, apunta que lo primero que hace la gente de éxito es disciplinarse.

¿Pero qué es la disciplina y cómo logra uno ser disciplinado? Esto tiene que ver, por supuesto, con la forma en que nos educaron, muchas veces sin tanta teoría. Pero no es para nada extraño que detrás de un compromiso asumido y logrado encontremos a una persona que tiene marcada en su esencia la costumbre, el hábito, el prurito, por decirlo así, de comprometerse y cumplir su palabra.

Llevada la disciplina a un grado más complejo, que es la autodisciplina, se está poniendo sobre la mesa la capacidad de no ser disciplinado solo por mandato externo, sino a partir de la voluntad propia, de manera tal que hoy en día, al hablarse de home office, de trabajo en casa, no puede uno menos que poner atención en el tema, habida cuenta de que para muchos es muy fácil distraerse, relajarse, posponer las tareas o realizarlas sin el rigor debido.

¿Pero cómo es que se forma la disciplina? La pregunta trajo consigo la búsqueda de algo concreto, entendible; y en YouTube, además, para estar acorde con los tiempos. Encontramos una breve plática dictada por Yokoi Kenji, quien resume su mensaje señalando que la disciplina es el resultado de tres factores: la organización, la limpieza y la puntualidad. Y advierte que no se puede ser disciplinado de la noche a la mañana.

Tracy habla de que “la gente productiva es organizada”, y en el libro mencionado dedica un capítulo al tema. Kenji nos recuerda la importancia de que cada cosa esté en su lugar y de que haya un lugar específico para cada cosa. Y alude también al método de las cinco eses, que nos inculca paulatinamente el método de vivir en esa clase de orden y sistematización, que facilita la vida y aumenta la productividad.

Al escuchar la breve conferencia, se comprende el poder que tiene la limpieza, que, vista desde el método de las cinco eses, consiste en no apegarse a lo viejo, a lo que no funciona, y esto incluye no solo cosas materiales, sino sobre todo ideas, costumbres y creencias (que no son tan fáciles de desechar en un tacho de basura). Quien aspira a la productividad termina por deshacerse de lo que, de seguir existiendo, simple y sencillamente afectará a los resultados apetecidos.

En su estilo, didáctico y fresco, Kenji se refiere a la puntualidad como el tercer factor que necesitamos dominar para ser disciplinados y así tener posibilidades y probabilidades de alcanzar el éxito, puesto que ser puntuales nos pone en la posición de asumir compromisos y cumplirlos bajo cualquier circunstancia. Al experimentar la disciplina o, por mejor decir, la autodisciplina, sentimos que en nuestro fuero interno aumenta la confianza y la autoconfianza.

La disciplina es, al final de cuentas, un factor crítico del éxito. Uno se vuelve confiable, o de plano no lo es, ni a los ojos de los demás ni frente a uno mismo. Se es exitoso o no se es. No caben medias tintas. Cuando hay disciplina, uno buscará siempre las maneras de cumplir a cabalidad con las responsabilidades asumidas y podrá, como bien señala Tracy en Manos a la obra, optar por usar uno o más de los mejores métodos de productividad de todos los tiempos.

En su libro (editado por Aguilar), Tracy dedica el capítulo cinco precisamente a describir y explicar 10 métodos de productividad que califica como “los mejores de todos los tiempos”, de modo que no son nuevos, pero los presenta tremendamente simplificados y fáciles de entender, pues el autor no solo es breve y didáctico en los apuntes, sino que también agrega casos ejemplares.

Los 10 mejores métodos

Siempre con el antecedente del peso que tiene la disciplina, es decir, la autodisciplina, Tracy resume así los métodos sobre los cuales borda:

1. Aplica la regla 80/20 en todo.
2. Usa el método A-B-C-D-E de manera continua.
3. Usa la regla de las tres.
4. Mejora tus hábitos clave.
5. Afianza tus talentos especiales.
6. Identifica tus principales limitaciones.
7. Libérate de las trampas tecnológicas temporales.
8. Corta y fracciona la tarea.
9. Desarrolla la noción de urgencia.
10. Enfócate en una sola tarea a la vez.

De manera tal que, si no logramos nuestras metas en el primer semestre, tenemos la opción de comenzar el nuevo periodo con un mayor enfoque, dejando de procrastinar —o de posponer, como muchos otros prefieren llamar a la costumbre de dejar las cosas para después—, ya que recursos para enderezar el rumbo hay, sin duda; solo es cuestión de decidirse y disciplinarse.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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