Por: Anastassia Faizulenova

Cada mes hablamos con cientos de agentes, brokers y promotorías. Y una y otra vez escuchamos la misma creencia equivocada: entre más motivado esté un vendedor, más va a vender.

En la práctica, los números muestran lo contrario: las ventas no dependen de la motivación, sino del proceso y la disciplina.


Ventas = matemáticas

Vender es un proceso sistemático, una secuencia de pasos.

No importa qué tan motivada esté la persona, lo que importa es si ejecuta las acciones correctas cada día.

El resultado lo da la constancia, no los picos de energía.


La ciencia lo respalda

Harvard Business School (“The Progress Principle”) demostró que la motivación es siempre un impulso de corta duración.

Después de un subidón emocional, la gente trabaja con entusiasmo uno o dos días. Pero sin un sistema, el ritmo se desvanece y el equipo regresa a viejos hábitos.

Por eso tantas veces las ventas parecen una montaña rusa:


¿Cómo dejar de vivir en una montaña rusa?

La respuesta es una: sistema.

Un sistema da estabilidad donde la emoción y la motivación no alcanzan.


Lo que hace un CRM

Elimina la rutina: qué registrar, a quién no olvidar, a quién volver a llamar.

Ya no dependes de motivación, fuerza de voluntad o memoria.

El sistema funciona incluso cuando no tienes energía.

Tú te concentras en lo esencial: vender y retener clientes.

El CRM convierte un impulso emocional temporal en disciplina operativa sostenida.


Ventajas concretas de un CRM

Conclusión

Un buen CRM no es un “extra bonito”.

Es el fundamento: sin él, las ventas se vuelven un caos.

Cada tarea olvidada = un cliente perdido.

El CRM transforma picos caóticos de actividad en un resultado predecible y controlable.

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