Actualmente se comenta  y se comparten reiteradamente frases y memes en redes sociales sobre  la necesidad de estrechar las relaciones familiares, de amistad e interpersonales en general,  como un factor de equilibrio personal, de pertenencia e integración y mejor resolución antidepresiva que ayudará  a llegar a una vejez con una mejor integración comunitaria y personal.

Es fundamental estrechar y ampliar las relaciones familiares con los padres, hermanos, hijos, nietos y demás familiares;  no podemos negar que las mejores experiencias y recuerdos de vida los hemos tenido en familia, con el nacimiento de un hijo, los aniversarios de los padres y hermanos, el cuidado y atención a  nuestros padres, las reuniones familiares con primos, tíos y abuelos… No dejemos que estas relaciones se pierdan.

Los amigos son, como algunas personas dicen, la familia que escogimos;  aunque en algunos casos la amistad es simplemente una buena relación personal y en otros realmente se convierte en  una conexión estrecha de comunicación y ayuda. Debemos fomentarla y ampliarla buscando que ese vínculo sea lo más positivo  y entrañable posible en todos los sentidos.

Las relaciones comunitarias  con diferentes grupos, como clubes sociales, asociaciones  de ayuda, patronatos de escuelas, colonias, clubes de actividad física, etcétera, son primordiales para desarrollar nuestras aficiones y gustos por ciertas actividades positivas, para así lograr una mejor integración social y personal y establecer contacto con gente afín a nuestra personalidad.  

Todo lo  anterior es fundamental en nuestra vida. Pero quisiera ahora agregar    un factor que considero muy importante y del que poco se habla: la soledad.

Todos hemos tenido momentos y experiencias inolvidables e imborrables en nuestra soledad, como leer un buen libro, puesto que la lectura nos presenta un universo fantástico e interminable   del que disfrutamos en la soledad de nuestra imaginación. Ver fotos antiguas solos nos remonta a los momentos en que esas imágenes se tomaron, y recordamos el ambiente y los detalles que rodearon aquellas escenas ahora plasmadas en papel.  Escuchar la música que nos apasiona es alimento del alma, nos transporta a lugares inimaginables, nos llena de recuerdos, paz, alegría y armonía. El guardar y organizar nuestras cosas y recuerdos nos transporta a volver a vivir buenos momentos  y anécdotas, como ver un viejo anillo, un reloj o una pluma; las cartas recibidas, la pequeña colección de estampillas postales; la colección de piedras de nuestros viajes, nuestros viejos juguetes o los de nuestros hijos; o el traje de bodas que de niños intentamos ponernos.   

¡Cuántas veces hemos sentido la necesidad de hacer alguna actividad en soledad, de emprender  un viaje, ir a un café, desayunar, comer o cenar, observar a las demás personas sin hacer ningún comentario, solo observarlas, escuchar a lo lejos las pláticas o el ambiente de una reunión familiar o social o dar una larga caminata!  

Así que vamos a disfrutar la soledad. Cuantos  más años vivamos, mayor fortuna tendremos de acumular    recuerdos para disfrutar en el momento de viajar y explorar y rememorar  nuestro fantástico mundo interior y personal.

Ojala que en la soledad de esta lectura los haya transportado  a otra época vital y hayan podido disfrutar de algún buen recuerdo o anécdota.

Algunas reflexiones sobre la soledad:  “La soledad, un instante de plenitud”. “Ahora empiezo a meditar lo que he pensado y a verle el fondo y el alma; por eso ahora amo más la soledad, pero aún poco”. “La soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo”. “No le tengas miedo a la soledad:  algunas veces en bueno recorrer el camino solo”.

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