Los riesgos del cigarro electrónico orillan a revisar las políticas de suscripción

El Asegurador

A pesar de que las investigaciones científicas más recientes no demuestran que existan  riesgos asociados a la salud como consecuencia del uso de cigarros electrónicos, es recomendable que las instituciones de seguros revisen y adecuen sus políticas de suscripción para clasificar y diferenciar a este nuevo tipo de fumadores, afirmó Ross Campbell, Life/Health Chief Underwriter de Gen Re en Reino Unido.

El ejecutivo de la reaseguradora señaló asimismo que  hasta ahora se cree que los sistemas electrónicos de administración de nicotina   no causan tanto daño en el organismo humano como los cigarrillos convencionales; sin embargo, alertó que no son inofensivos;  por lo tanto, su consumo genera de hecho incógnitas sobre su inocuidad y sobre las repercusiones que estos dispositivos podrían tener en las pólizas de seguro en el futuro.

“Hasta ahora no hemos visto investigaciones que   revelen suficientemente las consecuencias de la utilización de cigarros electrónicos y sus efectos en la salud; no obstante, la industria aseguradora debe tener cuidado y ha de clasificar adecuadamente de ahora en adelante  este tipo de dispositivos y a sus usuarios”, explicó Campbell.

Campbell recordó que a principios de año la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre los efectos nocivos que genera el uso de cigarros electrónicos. Pese a esta advertencia, organismos como Cancer Research UK y Public Health England han sostenido que los vaporizadores son menos dañinos que los cigarros convencionales.

En opinión del responsable del área de Suscripción en Vida y Salud  de Gen Re en suelo británico, es incuestionable que la exposición intencional o involuntaria (ambiental) a compuestos tóxicos inhalados causa daño pulmonar. Campbell añadió que incluso  existen ejemplos trágicos que confirman el deterioro respiratorio provocado en el organismo humano si se experimenta solo una de estas dos condiciones.   

Tomando en cuenta estos antecedentes, continuó Campbell, las personas que utilizan cigarros electrónicos pierden de vista que los pulmones no están formados para soportar las sustancias que se aspiran  por medio de estos artefactos.       

“Independientemente de la respuesta inflamatoria que sufre el organismo, no hay evidencia que confirme que estos dispositivos causan cáncer; sin embargo, sí existe evidencia de que las sustancias que administran estos cigarros contienen  compuestos potencialmente tóxicos, además de nicotina”, abundó Campbell.

Un uso que debe regularse      

Campbell fue enfático al aseverar   que es vital que los empaques de los vapeadores contengan advertencias en las que se señale su capacidad para generar problemas cardiorrespiratorios.       

El colaborador de Gen Re puntualizó que hoy en día las principales empresas tabacaleras producen  las marcas con mayor demanda de este tipo de dispositivos electrónicos; sin embargo, agregó, muchos consumidores prefieren atomizadores de origen incierto.

“En países como Estados Unidos, 80 por ciento de los consumidores de cigarros electrónicos reconoció combinar nicotina con sustancias como  tetrahidrocannabinol (THC) o cannabidiol (CBD); o sea, mariguana. Esta realidad debe examinarse, por lo tanto; deben hacerse precisiones en la regulación del tabaco”, concluyó Campbell.

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