Pese a que se ha confirmado que trabajar bajo modelos operativos basados en Gobierno Corporativo e instrumentar políticas de operación y control interno son condiciones obligatorias para que las organizaciones puedan desarrollar una gestión adecuada de riesgos y alcancen con éxito sus objetivos en materia de rentabilidad, 66 por ciento de las empresas familiares en el país carece de una estrategia de negocio, mientras que 63 por ciento de ellas no tiene un plan de sucesión.
Éstos son datos que reveló la empresa KPMG, consultora especialista en auditoría, impuestos y asesoría, la cual puso a consideración de los interesados el estudio denominado Empresas familiares en México: tiempo de sucesión en un escenario disruptivo. En este documento se muestra que no contar con una estrategia estandarizada de negocio que integre controles corporativos es el principal factor que ocasiona que los negocios familiares no trasciendan en el país.
El estudio de la firma revela que en México los miembros de la familia tienen un peso determinante en lo que se refiere a la institucionalización de la sucesión para asegurar la permanencia del negocio familiar a largo plazo, algo contrario a lo que sucede en mercados maduros, como Estados Unidos, donde la administración recae sobre directivos profesionales ajenos a la familia. En aquel país, añade el estudio, los dueños de las organizaciones solo se limitan a participar como accionistas o, en pocos casos, como parte del consejo de administración.
Durante la presentación de la encuesta, Jesús Luna, socio líder de Asesoría en Auditoría Interna, Riesgo y Cumplimiento de KPMG México, alertó sobre el hecho de que 88 por ciento de las empresas familiares consultadas afirmó que la clave del éxito de su negocio estriba en mantener el control de la empresa en sus manos, pero sin considerar aspectos críticos, como el establecimiento de un Gobierno Corporativo o procesos formales.
“Las empresas familiares con operación en el país enfrentan un escenario muy complejo y plagado de cambiantes desafíos que ponen a prueba su permanencia en el tiempo y su consolidación en el mercado, por lo que resulta vital que empiecen a trabajar en temas clave, como un plan de sucesión, el establecimiento de una estrategia clara y la adopción de procesos bien definidos que impulsen su institucionalización, incluyendo la adecuada gestión de riesgos y el empleo de nuevas tecnologías”, explicó Luna.
Intereses que entorpecen
La encuesta que divulgó KPMG especifica que la evaluación de los directivos que son parte de la familia, así como la forma en que se valora el aporte de los colaboradores externos que integran la organización, son dos aspectos que afectan al desarrollo sostenible de cualquier negocio. En tal sentido, Luna detalló que 55 por ciento de las compañías examinadas reconoció que cuenta con parámetros de medición de desempeño del personal que no es familiar y tiene responsabilidades directivas; sin embargo, lamentó, en apenas 45 por ciento de los casos se cuestiona el aporte y desenvolvimiento de los familiares.
Y es que, de acuerdo con la consultora originaria de Países Bajos, 47 por ciento de las compañías consultadas reconoce que en el seno de la organización hay resistencia dentro de la esfera familiar para estructurar un marco de Gobierno Corporativo.
Esta postura muchas veces se adopta para evitar desacuerdos o discusiones en el negocio familiar, dijo Luna; no obstante, precisó, instaurar procesos de Gobierno Corporativo genera una serie de beneficios para las empresas, propietarios y familiares, entre los que destaca evitar las reiteradas disputas que innecesariamente surgen.
La investigación de KPMG refiere que en tan solo 36 por ciento de las empresas mexicanas encuestadas se tiene planeado designar un director general o CEO que no sea integrante de la familia. Además se indica que 55 por ciento de estas organizaciones no cuenta con procesos de negocio formalizados y estandarizados.
La evaluación sin equilibrio, un peligro
En el análisis que compartió la firma en conferencia de prensa se detalla que en 32 por ciento de las organizaciones evaluadas los familiares que las integran carecen de claridad en lo que se refiere a derechos y responsabilidades del puesto que desempeñan. Por si esto fuera poco, el diagnóstico precisa que en escasamente 55 por ciento de las empresas el personal no familiar es identificado y evaluado; y se cuenta con mecanismos para retenerlos en caso de que se trate de colaboradores valiosos.
Luna afirmó que carecer de reglas claras sobre el aporte, responsabilidad y desempeño de los familiares provoca inconformidades y malestar entre los colaboradores de una organización, ya que no hay formalidad sobre los mecanismos de compensación; por lo tanto, dijo, se genera un desequilibrio entre las necesidades de las personas y las de la compañía.
“Los líderes de las empresas familiares deben prestar atención a estas lagunas internas. Tener una definición clara de las responsabilidades y evaluar adecuadamente a los empleados son dos factores clave para retener a los mejores colaboradores y garantizar la motivación del personal, lo cual incide directamente en el crecimiento del negocio”, abundó Luna.
El colaborador de KPMG México subrayó que en el país 36 por ciento de las organizaciones han sido operadas por los integrantes de la familia entre 21 y 50 años; por otro lado, en 15 por ciento de los casos los propietarios superan el medio siglo al frente de su negocio.
Por último, Luna señaló que la disminución de la rentabilidad, el ritmo y avance tecnológico, los cambios regulatorios y el incremento de la competencia se perfilan como las principales preocupaciones que enfrentan hoy en día las empresas familiares.
“Frente a un mercado dinámico y en constante cambio, es importante que las empresas familiares apuesten por la innovación, mejoren sus productos y servicios e inviertan en el reclutamiento, entrenamiento y retención de su personal, de modo que puedan seguir siendo exitosas en un entorno de negocios disruptivo”, finalizó Luna.