Mercado asegurador de obras de arte renace tras haberse eclipsado durante la pandemia

Seguros de Obras de Arte van más allá del valor económico de éstas Esta clase de pólizas protege también un valor emocional
Por: Alma G. Yáñez Villanueva @pea_alma

El mercado global del arte, cuyo valor anual se estima en 65,000 millones de dólares por el monto de las transacciones, decreció durante la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2; sin embargo, en 2022 creció casi 30 por ciento. De ahí que el seguro de Obras de Arte esté renaciendo también en México como un producto “diferente”, considerado así porque protege no sólo un valor económico sino también un valor emocional. 

Un apasionado del tema, Santiago Fernández, vicepresidente de Autos y Daños en AXA México, habló en exclusiva con El Asegurador sobre seguros especializados en obras de arte. En esta plática comentó que la escasa importancia que se da a este producto y lo poco conocido que es se deben a que la gente asegura las obras artísticas con otro patrimonio.

“Ahora es el momento de hablar de seguros de Obras de Arte porque este producto está renaciendo, y eso lo vimos en la feria de Zona Maco Arte Contemporáneo, donde se notó un repunte enorme de asistencia. En México, las personas creen que hay arte sólo en los museos, pero hay grandes coleccionistas. Tan solo Ciudad de México es una de las entidades con más museos con arte que hay que preservar, que puede ser mural, escultura, piezas únicas”, indicó Fernández.

El funcionario de AXA México destacó la importancia de proteger una obra no solo por su valor económico, sino también por su valía emocional, pues hay que reforzar ambas cosas, y en el momento en que una aseguradora la protege lo debe hacer con todos los servicios que van a proteger la emoción del cliente, como consejos sobre cómo preservar la obra y cómo transportarla, o restaurarla en caso de que resulte dañada.

“Si yo soy dueño de una obra, es igual de importante saber que no voy a perder mi inversión como decir que la pieza la compré en determinado lugar. La gente coleccionista siempre recuerda en qué lugar compró una pieza, por qué, qué le hace sentir, si conoció al artista, a un galerista… Hay una historia detrás, y no hay dinero en el mundo que le haga recuperarla; y por eso para el dueño es valioso desde que lo apoyamos para intentar recuperar su historia”, subrayó Fernández.

El ejecutivo también comentó que en ocasiones la obra, por la circunstancia en la que se dañó, acaba valiendo más que antes del perjuicio. “Por lo tanto, se generan cosas como ahora cómo le pago el siniestro. Justamente por eso es tan único y tan relativo el producto financiero que protege las obras. ¿Quién le pone el valor al arte?”. 

Fernández explicó que para darle valor a algo se tiene que entender la historia, el trasfondo, pues una obra puede gustar a una persona y a otras no. “Cada uno le da el valor de acuerdo con sus sentimientos. En este sentido, hasta la manera en que se valúan las piezas es muy subjetiva, porque hay un mercado de arte que les pone precio. Pero el cómo pagar lo justo, cómo cotizar lo que estás haciendo en el término de una póliza es complejo porque es variable”.

El entrevistado añadió que puede ser un mural o una escultura, pero lo que tiene como característica el arte es que por definición son piezas únicas, y eso es lo que lleva a hablar de por qué el seguro de Arte es diferente y por qué mucha gente lo busca, sobre todo si tiene una pieza de la cual se hizo con mucho esfuerzo porque le gustó; porque, si la escogió, es porque le hizo sentir algo distinto y ahora es parte de su patrimonio.

“Puede darse el caso de que alguien tenga asegurada su casa y su oficina; pero el seguro de Arte va más allá de la indemnización, porque, cuando uno compra una pieza de arte lo hace por dos motivos: por una inversión, que es un patrimonio (y, si elige una buena pieza, con el tiempo va a tener una plusvalía); o porque se trata de un coleccionista privado que lo hace porque es una pieza única que le hace sentir algo”, detalló Fernández.

Por lo tanto, como aseguradores, lo que se busca es resarcir ese valor económico en caso de que algo le pase a la obra. Sin embargo, un buen seguro tiene que proteger además de esta parte la emoción que determinada pieza le hizo sentir al comprador, pues es una pieza única. “Puede pasar que por mucho que yo le entregue un cheque por el valor de esa obra no la pueda conseguir otra vez, no la pueda recuperar. Lo que hace el seguro de Arte, y por eso me gusta tanto, es que va más allá de lo económico y lo financiero, y asegurar bien esta inversión es ayudarte a cuidarla”, comentó.

Esto significa preservar bien el objeto de arte, ofrecer consejos de cómo mantenerlo, y sobre todo si hablamos de una pieza valiosa o una colección, pues hay elementos dañinos, como humedad, luz; o factores importantes, como dónde colgarlo, si en algún momento lo va a prestar a una feria o a una exposición, cómo transportarlo, por ejemplo. “Porque no es meterlo a una cajuela o enviarlo por paquetería. Hay metodologías para buscar el transporte adecuado”, dijo Fernández.

 Fernández mencionó que a escala mundial (y nuestro país no es la excepción) muchos de los siniestros que se reportan en arte son por el tránsito, por alguna humedad, por robo o por daños intencionales. 

“En México, un número relevante de los siniestros es justamente por grafitis que hacen en esculturas fuera de museos o galerías, y que resultan dañadas. En este caso no se trata de entregar un cheque y ya, sino cómo ayudo al cliente, ir a limpiarlo con profesionales para reparar el daño; y luego viene la indemnización. Si cambia de valor, te voy a indemnizar la diferencia. Pero la relevancia de un seguro de Obras de Arte, a diferencia de un seguro tradicional, que es buscar el finiquito de lo que se ajustó por el contrato y ya, es que aquí, en el arte, parte o mucho de lo que buscamos dar es el servicio”, refirió Fernández.

Al referirse a cuáles son las coberturas que tiene este tipo de seguro, el experto indicó que, como en cualquier seguro, tienen una parte básica; y la póliza Todo Riesgo, que ampara obras de arte por daños o pérdidas materiales durante su estadía o tránsito bajo modalidad “Clavo a Clavo”, a consecuencia de montajes, incendio, terremoto, fenómenos hidrometeorológicos, caídas accidentales y robo. Pero además se pueden contratar otras indemnizaciones muy específicas; por ejemplo, depreciaciones de la obra o un plagio. Fernández habló también de cuáles son los reclamos más frecuentes.

Dijo que en México se presentan principalmente en museos o en colecciones institucionales, y son tres en general: primeramente, daños intencionales, como grafitis, sobre todo en obras expuestas al público; están también los robos, aunque en el país hay menos incidencia de ellos por la falta de liquidez de algunas piezas, pero puede suceder; y el tercer reclamo es por daños físicos (incendio, humedad, preservación). “Un 40 por ciento de nuestros siniestros son por daños intencionales con grafitis”, concluyó.

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