Obesidad reduce hasta cuatro años en esperanza de vida de los mexicanos: OCDE

El Asegurador

Uno de cada tres adultos en México es obeso. Como consecuencia, los mexicanos viven en promedio 4.2 años menos debido al sobrepeso, la mayor reducción en esperanza de vida de todos los países analizados en el estudio La pesada carga de la obesidad. La economía de la prevención, presentado en México por José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En conferencia de prensa, el funcionario de la OCDE aseveró que el sobrepeso representa 8.9 por ciento del gasto en salud y reduce la producción del mercado de trabajo en una cuantía equivalente a 2.4 millones de trabajadores a tiempo completo por año. Es decir, precisó,  el sobrepeso reduce el Producto Interno Bruto (PIB) de México en 5.3 por ciento.  

Al afirmar que éste es uno de los principales retos en materia de salud que enfrenta México y que tiene importantes efectos sobre el desempeño económico de nuestro país, Gurría destacó: “La incidencia de sobrepeso y obesidad entre la población mexicana ha alcanzado niveles alarmantes. Nos urge mejorar y fortalecer nuestras políticas, nuestra legislación, nuestros códigos, los reglamentos, los programas de concientización alimentaria  y la promoción del deporte para combatir este fenómeno”.  

En su mensaje ante la secretaria de Economía, Graciela Márquez, Gurría reiteró que el caso de México “es de los más preocupantes,  pues cerca de 73 por ciento de la población mexicana padece de sobrepeso (en comparación con una quinta parte de la población en 1996). México tiene una de las tasas más altas de obesidad de la OCDE. Además, 34 por ciento de las personas obesas sufre  obesidad mórbida, el mayor grado de obesidad”. 

“De acuerdo con nuestras proyecciones, las enfermedades relacionadas con el sobrepeso reducirán la esperanza de vida en México en más de 4 años durante las próximas tres décadas. Se trata, en suma, de la mayor reducción proyectada entre los países de la OCDE. Pero lo más trágico es el crecimiento de la obesidad infantil, la cual se ha duplicado, de 7.5 por ciento en 1996  a 15 por ciento en 2016”, afirmó.

Ante esta situación, México ha adoptado una serie de políticas  que incluyen intervenciones pioneras, como el etiquetado de alimentos obligatorio en la parte frontal de los envases  e impuestos sobre las bebidas azucaradas y los alimentos no esenciales con alto contenido calórico.

José Ángel Gurría indicó que, sin embargo, la magnitud del desafío requiere intensificar los esfuerzos. “La implementación de un paquete integral de políticas de salud pública   que incluya el etiquetado de los menús, la prescripción médica de actividad física y programas de bienestar en el centro de trabajo podría ayudar a combatir las crecientes tasas de obesidad y ahorrar cientos de millones de pesos al año en costos de salud. Las políticas de prevención también representan una excelente inversión. Por cada peso que México invierte en la prevención de la obesidad  se podría lograr un retorno de hasta seis pesos en el PIB”, expresó.

El representante de la OCDE sostuvo que la reformulación de productos alimenticios también podría fomentar estilos de vida más saludables a la vez que puede introducir un cambio gradual hacia dietas más sanas.  En México, una reducción calórica de 20 por ciento en los alimentos con alto contenido en azúcar, sal, calorías y grasas saturadas podría prevenir 1.4 millones de enfermedades no transmisibles de aquí al año 2050, ahorrar 1900  millones de pesos al año en costos en salud y aumentar el empleo y la productividad en el equivalente a 71 000 trabajadores de tiempo completo por año.

Finalmente, el estudio también hace otras recomendaciones, como  introducir nuevos impuestos para los productos de alto contenido energético o de nutrientes específicos, como las grasas saturadas; subsidiar alimentos sanos, como las frutas y las verduras; y promover cambios en el producto, precio, envases  y estrategias de marketing de la industria alimentaria, de acuerdo con mejores prácticas. Estas medidas podrían generar ingresos adicionales para el Gobierno, así como incentivar a los fabricantes y comercializadores de productos alimenticios a reducir o eliminar ciertos ingredientes con el fin de reducir y prevenir las tasas de obesidad.

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