Obteniendo lo deseado

genuario@elasegurador.com.mx
@GenuarioRojas
Vivir seguros
Por: Genuario Rojas

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Con frecuencia, la gente me pregunta a qué me dedico.

Mi respuesta, a través de los años, se ha ido simplificando: yo ayudo a otros a obtener lo que desean.

La forma de hacerlo ahora es muy diferente a la que utilizaba en el pasado.

Hoy en día, por encima de todo, está mi propósito, ese propósito que se resume en ayudar a los demás.

Claro que no pocas veces resulta poco fácil encontrar personas que estén verdaderamente interesadas en obtener lo que quieren o quisieran.

Y digo verdaderamente, porque las inquietudes por ir detrás de algo suelen colisionar con la inercia, cayendo en esa locura de querer tener algo, pero continuando con las mismas actividades que les han alcanzado para estar donde están.

Para empezar, tener claridad sobre lo que auténticamente deseamos, asusta. De modo que, en el plano general, terminamos quedándonos en la idea, justificando la afirmación de que las ideas valen diez centavos la docena.

Es común que con las ideas ocurra como con las pompas de jabón que, por mucho que cambie la tecnología para hacer muchas y más grandes, terminan reventando a los pocos segundos de haber surgido.

¿Cuántas ideas hemos expresado hasta ahora que corren la suerte descrita, a pesar de que haberlas realizado hubiera cambiado nuestras condiciones e incluso las de las generaciones que nos seguirán?

Por fortuna, siempre me encuentro con personas que tienen sueños y, ya con eso, podemos trabajar en nuestro propósito de ayudar a las demás personas, físicas o morales, a tener mayor claridad acerca de lo que en verdad los llama.

Dijimos antes que la forma ha cambiado, pero no la esencia.

Ahora está la ventaja de aprovechar la experiencia, el entrenamiento, la educación de las personas con las que me encuentro para identificar lo deseado.

Obviamente que en esto no hay nada nuevo. Incluso, tendríamos que añadir algunos factores que suelen ser comunes en el mundo de los negocios, donde se nos venden secretos que no son secretos.

Creo que la diferencia es que todo el propósito que nos anima para ayudar a los demás nos lleva a examinarlo todo desde el mismo lado de la mesa o escritorio.

No se trata de nada nuevo. A través de la historia se ha planteado la idea de pensar desde el final y no sobre el final. La invitación ha sido a vivir como si ya, es decir, trayendo el sueño al presente y comenzar a vivirlo aquí y ahora.

Justo esta mañana, tuve un desayuno durante el cual trabajamos el concepto. He determinado verme bendecido con una salud, condición y apariencia en niveles determinados, y al ver la carta del restaurante elegí dos platillos.

Luego, le pregunté a la otra persona: “¿Qué platillo crees que debería pedir?”. La opción sugerida estaba, claramente, alejada de mis propósitos de salud: un platillo llamaba a la decisión por gusto o placer, en tanto que el otro, a la decisión congruente con lo que quiero vivir.

A veces, las prisas, los miedos, la comodidad, nos conducen a elegir algo que nos desviará de lo que realmente queremos. Al fin y al cabo que siempre hay modo de encontrar las justificaciones que nos liberen del compromiso de vivir alineados a lo deseado.

Claro que todo esto no es ni bueno ni malo… solamente es. Se trata simplemente de un estado de conciencia que nos mantiene atados a las costumbres, a lo habitual. Ni siquiera nos damos cuenta, en ese contexto, de lo que sucede.

No en vano se ha hecho la afirmación que se es lo que es y se está donde se está, por lo que uno ha puesto en su mente.

Vivir el propósito desde el mismo lado de la mesa al estar con otra u otras personas, de manera auténtica, es desafiante. Muchas preguntas, muchas respuestas. Surgen emociones encontradas. Juntos hacemos nacer nuevas ideas, nuevas combinaciones, nuevas posibilidades…

A veces es un proceso que debe ir asimilandose poco a poco. De ahí que surja la necesidad de un acompañamiento periódico para dar un seguimiento a lo acordado. Se dice que dos cabezas piensan mejor que una y cómo no imaginar que cinco, seis o siete cabezas piensen mucho mejor, sobre todo si hay un facilitador de por medio.

¿Hemos explorado verdaderamente qué es lo queremos o es tarea pendiente? A veces conviene comenzar por cosas sencillas dentro de un tiempo breve: el tercer cuatrimestre del año o el trimestre que está por empezar…

Dejar de procrastinar en algo que ha sido brincando de un plazo a otro, podría ser una oportunidad.

Es muy probable que debamos soltar durante un rato las creencias limitantes y eliminar el miedo o los miedos a vivir conforme a nuestros propios designios.

A veces nos detienen las experiencias que resultaron frustrantes y, por ejemplo, nos apegamos a la idea de que más vale solos que mal acompañados. En lo personal, considero que más vale acompañados, que solos. Se trata simplemente de elegir mejor al acompañante.

Recurramos a la frase que reza que dos cabezas piensan mejor que una y al concepto de que cuando dos o más personas trabajan en armonía en un propósito determinado provocan el surgimiento de una tercera mente.

Beneficiémonos de las ventajas de esa tercera mente y, sin duda, no sólo soñaremos más en grande, expandiendo nuestra visión, sino que alcanzaremos aquello que soñamos.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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