Pareto

Charlemos seguros

El asegurador

 

Vilfredo Pareto fue un ingeniero y economista italiano de los siglos 19 y 20.   Él descubrió que 80 por ciento  de la tierra de Italia pertenecía al 20 por ciento  de las personas. Hemos evolucionado mucho en temas de tecnología, pero no hay duda: hay  cosas que no cambian.

El principio  de Pareto expone muchas situaciones en las cuales  es posible explicar la realidad  con base en el 20/80:

  •         El 20 por ciento  de la población mexicana acumula 80 por ciento  del ingreso.
  •         El 20 por ciento  de los causantes aporta    80 por ciento  de la contribución.
  •         El 20 por ciento  de los donantes del Teletón aporta  80 por ciento  de las donaciones.
  •         El 20 por ciento  del esfuerzo al desarrollar un proyecto aporta   80 por ciento  del resultado.
  •         El 20 por ciento  de un equipo de trabajo hace 80 por ciento de las aportaciones.
  •         El 20 por ciento  de los invitados a una fiesta hace   80 por ciento  de los comentarios.
  •         El 20 por ciento  de los habitantes provoca   80 por ciento  del tránsito vehicular. Basta observar a quienes se trasladan en su coche particular, solos, por las calles de la ciudad.
  •         El 20 por ciento  de las ciudades agrupa  80 por ciento  de los habitantes.
  •         El 20 por ciento  de los teléfonos celulares genera  80 por ciento  de las llamadas.
  •         El 20 por ciento  de los vendedores genera  80 por ciento  de las ventas.
  •         El 20 por ciento  de las selecciones de futbol ha ganado 80 por ciento  de los títulos.
  •         El 20 por ciento  de los jugadores de tenis ha ganado    80 por ciento  de los títulos. 

El principio  de Pareto no tiene una base científica; es una conclusión que parte de la observación de los fenómenos o,  mejor aún, de la repetición de un patrón.

Al intentar explicar la existencia del patrón descrito por el principio  de Pareto, me vienen a la cabeza varios argumentos:

  •         La inercia es un elemento fundamental para explicar la persistencia del patrón. El ascenso social es menos común que la continuidad: hijos  de empresarios, dedicados al negocio familiar o a otra cosa, permanecen en el mismo nivel socioeconómico; lo mismo pasa con el hijo de la señora que instala su puesto en un mercado sobre ruedas. Es algo más mental y emocional que racional.

El orden mundial  (por ponerle algún nombre a esta maraña desordenada y caótica que vivimos)  sigue un patrón en virtud del cual  los poderosos imponen  su voluntad a los seguidores, quienes se conforman y buscan una seguridad que no encuentran, dominados por el petate del muerto de una amenaza inexistente.

  •         El capital humano es único e irrepetible. La combinación de talento natural, disciplina, actitud, esfuerzo y horas dedicadas al perfeccionamiento del desempeño produce  a los campeones. Sin embargo, el “fiel de la balanza”, el elemento clave, sigue siendo el talento: Federer, Nadal y Djokovic  en el tenis; Messi, Ronaldo y  Lewandowski  en el futbol;  Brady, Wilson y  Mahomes en el futbol  americano; o Curry, James y  Bryant en el basquetbol  muestran que dos jugadores pueden seguir la misma rutina y tener la misma inteligencia, pero ese elemento intangible y desconocido que hace grandes a los grandes es algo gratuito que produce  la diferencia; lo mismo puede aplicarse  a Bill Gates o Steve Jobs: dos  gigantes, cada uno a su estilo, con sus virtudes y defectos,  que transformaron la manera en que trabajamos y nos comunicamos; o a Angela Merkel,   la estadista más destacada, y Donald Trump, despreciado ganador de elecciones, dos lados de una misma moneda pero con algo único que les permite lograr resultados, estemos o no de acuerdo con ellos. Y a nuestro López Obrador; nuestro porque es mexicano y es el presidente de la nación. Tal vez necio, torpe, ignorante y con tendencias autocráticas;  pero esa obstinación, la lectura precisa de un momento histórico y la cualidad para agrupar a sus huestes también estuvieron  ahí.
  •         La selección natural: habla  más el extrovertido; trabaja más quien tiene la capacidad para ello y está convencido; logra mejores resultados quien acierta con  la combinación de esfuerzo, lugar, momento, claridad y una buena dosis de fortuna. En cualquier ámbito puede distinguirse a quienes destacan por sus cualidades y aplicación: el  20 por ciento  que mueve las cosas, y el 80 por ciento  del montón que haciendo esfuerzos baldíos se pregunta sobre lo necesario para destacar en un tiovivo que sólo da vueltas sin avanzar.
  •         La estructura piramidal permite que muchas personas se escondan en los pasillos, cubículos, sillas de salas  de juntas y otros recintos. La única pregunta necesaria para hacer el diagnóstico de la situación de cualquier empresa es: ¿aquí  cómo se sobrevive? Nos vienen a la cabeza respuestas como: “Trabajando duro”, “Aportando lo mejor de mí” o “Dando resultados”. Falso, pareja. Las más comunes son: “No haciendo olas”, “Complaciendo al jefe, aunque no tenga razón”, “No destacando para evitar envidias”. Así, la empresa moderna es el paraíso de ese  80 por ciento  que sólo quiere “írsela  llevando”.
  •         El ineficaz seguimiento del resultado. Cierto que están de moda los “KPI”, indicadores de desempeño que permiten identificar el grado de alcance de las metas propuestas. Lo malo: en  la mayoría de las ocasiones, los “KPI” cobran vida y relatan la historia que no nos interesa escuchar.

¿Y en la industria aseguradora  cuáles son los paretos que podemos identificar?

  •         El 80 por ciento  de los accidentes automovilísticos le ocurre al 20 por ciento  de los asegurados.
  •         El 80 por ciento  de los gastos médicos son generados por el 20 por ciento  de los enfermos o accidentados.
  •         El 80 por ciento  de los accidentes ocurre  en el 20 por ciento  de la distancia,  es decir, en el primer tramo del recorrido.
  •         El 80 por ciento  de los gastos por siniestro del ramo de Daños es ocasionado  por el 20 por ciento  de los siniestros.
  •         El 80 por ciento  de las ventas es originado  por el 20 por ciento  de los vendedores.
  •         El 80 por ciento  de los resultados es originado  por el 20 por ciento  del gasto.

El riesgo  tiene las siguientes  características: es incierto,  es decir, no sabemos si va a realizarse o no; es posible,  pues un evento de imposible realización no sería propio de un riesgo; es aleatorio,  es decir, a cualquiera   del conjunto de los asegurados le puede pasar; y es fortuito,  o sea, ajeno a la voluntad humana. Lo importante es no quedarse ahí. Si los siniestros ocurridos son consecuencia de la realización esperada de la frecuencia y monto promedio estimados, estaremos  dejando fuera un gran número de situaciones ajenas a los cuatro principios mencionados.

Existen riesgos de los cuales podemos saber de antemano que van a ocurrir. No existe incertidumbre. El caso más claro es el seguro  de Vida. Sabemos que la muerte es un hecho sin incertidumbre: todos  vamos a morir. La incertidumbre está en el momento de la muerte. Una  persona de 36 años   puede vivir hasta los 90 o morir mañana en un accidente. Sucede algo similar con el taxi, el cual, casi con certeza, tendrá un accidente en el año de cobertura. ¿Eso lo hace no asegurable? No necesariamente. Los taxis sufren accidentes con mucha frecuencia, consecuencia de su alta exposición, pero existe incertidumbre sobre el número de accidentes que un auto de servicio público tendrá en un año, así como sobre el monto que será necesario erogar para la reparación. Al reconocer la alta frecuencia, podemos enfocar la suscripción en  la naturaleza del riesgo, otorgar un mejor servicio y obtener mejores resultados.

En el otro extremo del espectro  existen riesgos cuya realización es virtualmente imposible, sea por la ausencia de los fenómenos contra los que uno se asegura  en la localidad, como   fenómenos hidrometeorológicos que causen  daños a un edificio de construcción maciza en   Ciudad de México o un terremoto que cause daños a una estructura ubicada en Mérida, Yucatán.

Otro caso es la cobertura de Daños por Agua. Tal como  están redactadas las condiciones de la cobertura, es algo extraordinario que una reclamación proceda  de no existir algún tipo de consideración o la aplicación de un criterio más flexible.     

O consideremos el  otorgamiento de coberturas que el asegurado desconoce o utilizará en muy raras ocasiones, como la cobertura de Auto Turista, que  cubre la Responsabilidad Civil para autos residentes en la ciudad  de Guadalajara que crucen la frontera de México  con Estados Unidos.

Por último, el fraude y la antiselección. La proporción de autos asegurados que sufre un accidente o un robo en los primeros 30 días de cobertura  es mucho más alta que el 8.33 por ciento  que le correspondería si los siniestros ocurrieran de manera aleatoria.   Situaciones similares pueden encontrarse en los ramos de Gastos Médicos, Autos, Daños o  Vida.

Nuestro aliado para descubrir los extremos, tanto el casi imposible como el extrañamente frecuente, es Pareto. La inercia define nuestras acciones y nos ubica en una zona de confort de donde  no queremos salir. Así se hacen las cosas, y así ocurren los siniestros desde hace mucho.

Otorgar un mejor servicio y vender coberturas necesarias, así como evitar desviaciones que no tienen nada que ver con las características de un riesgo, tiene  un gran aliado en el principio de Pareto. Es sólo cuestión de proponérselo.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

Califica este artículo

Calificación promedio 0 / 5. Totales 0

Se él primero en calificar este artículo