Pensiones privadas o privado de pensionarse

Charlemos seguros
Por: Raúl Carlón Campillo

Por: Raúl Carlón Campillo

El tema de pensiones –sin duda, es de suma importancia para todos–, ha sido el origen de creativos productos financieros que permiten a las personas acceder a mejores condiciones de jubilación, al momento de alcanzar la edad correspondiente. En su construcción, el plan de pensiones incorpora técnicas actuariales que, por medio de instrumentos financieros, llevan a los interesados a acumular capital para gozar de una pensión al jubilarse, a partir de los 60 años.Los argumentos utilizados por intermediarios y aseguradoras buscan estimular las neuronas pensantes de prospectos que han desarrollado habilidades para inhibirlas, prefiriendo la sensación que la dopamina ofrece cuando las emociones de consumir estimulan la sensación de placer al estrenar. Intentar recurrir a la sensación de felicidad por un futuro brillante es parte de las estrategias utilizadas, mismas que caminan hacia un buen resultado, con la mala noticia de que, cuando alcancen su plenitud, será demasiado tarde para muchos viejos sin dinero suficiente para jubilarse, pero con miles de artículos acumulados durante una vida consumista.La cultura de previsión, origen de esta columna, se ha empeñado en tocar argumentos concretos y con sustentos numéricos como los que ahora, a raíz de la entrega del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2024 (PEF 2024), se muestran en el rubro de lo que representarán las pensiones en nuestro país. El problema es de proporciones mayúsculas, con dificultades que, en alguna medida, serán enfrentadas con la decisión individual de quien adquiere un Plan Personal de Retiro (PPR) y/o aporta a una Cuenta Personal Especial para el Ahorro (CPEA) como respuesta a su preocupación por el tema o a la estimulación de condecorados asesores expertos en vender estos planes.Conviene resaltar que, en México, existen más de 100 programas de pensiones, no sólo los tradicionalmente conocidos del IMSS e ISSSTE. Sin duda, estos últimos son los de mayor conocimiento y difusión al acumular al mayor número de ciudadanos con derecho a ellos. Sin embargo, los planes de pensiones públicos del Gobierno Federal, los gobiernos estatales, las universidades públicas de cada estado, PEMEX, CFE, así como las pensiones del Bienestar ideadas, promulgadas, presumidas y no fondeadas, que este gobierno ha convertido en derecho constitucional (aunque se empeñe en amenazar a ilusos votantes con perderla si no eligen la continuidad de la transformación), acumulan ahora una pesada carga fiscal al carecer del fondeo mínimo y necesario para sufragarlas.Conviene también resaltar que, los planes contributivos (mutuales, paritarios o tripartitas) que originalmente se diseñaron para ser autosuficientes, carecen de las reservas suficientes o hasta totales, en algunos casos, para poder ser pagados, recurriendo así a la inevitable práctica de cubrirlos con recursos fiscales. Además, algunos planes de pensiones de empresas e instituciones, cuyo contrato colectivo ofrece prestaciones cortesanas (IMSS e ISSSTE), han sido absorbidos por el estado, debiendo entonces cubrir esas obligaciones con participaciones federales que se pagan con impuestos. Insisto en resaltar que las “pensiones del Bienestar”, fundamentadas en el legítimo derecho de recibirlas por quien alcanza cierta edad, en donde la productividad se reduce considerablemente, no tienen asidero para criticarlas. Ser adulto mayor (cerca de 12 millones de personas) es suficiente para gozar de ellas, ante lo cual muy pocos se atreverían a fustigar. El problema de éstas está en la estrategia de fondeo. Al no ser contributivas, el Estado es quien las paga con recursos fiscales. No obstante, otorgar becas a quien no trabaja ni estudia acumula más de un cuarto de millón de personas que reciben más de lo que muchos jubilados alcanzan a cobrar. Las Becas Benito Juárez, suman casi 12 millones de familias. En total, las “pensiones del Bienestar” representan cerca de 500 mil millones de pesos registrados en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF 2024).La carga de mayor impacto son los sistemas de pensiones públicas que incluye la Ley 73 del IMSS y los jubilados del ISSSTE, que redimen el bono de pensión ideado en la Ley ISSSTE 2007 con cargo a deuda pública. Para el pago de pensiones contributivas, el PEF registra 1.5 billones de pesos que, sumados a los cerca de 500 mil millones de las pensiones del Bienestar, nos llevan a la escandalosa cifra de casi 2 billones de pesos que serán obtenidos de recursos fiscales para el pago de dichas obligaciones. Esto explica la causa por la que, entre otras medidas, el mismo PEF considera un incremento en el impuesto que se paga por ahorrar, pasando de 0.15 a 1.48 por ciento, ¡casi 10 veces más!Tener una carga fiscal de 2 billones de pesos en el tema de pensiones es un argumento de tal envergadura, que pocos se resistirán a tomar acción inmediata para garantizar una jubilación digna por medio de contratos individuales con una aseguradora. Además, el beneficio fiscal en la deducción de una parte de sus aportaciones y la exención cuando reciba ese capital a los 65 años contratando un PPR; el diferimiento del impuesto por las aportaciones que haga en su seguro de jubilación a una CPEA; o la acumulación de capital y rendimientos sin pagar impuestos mientras se construye, quedando exento de pagarlos si lo retira pasados los 60 años, siempre que haya permanecido vigente al menos 5 años, invertido en instrumentos afectos al artículo 93 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR) en una aseguradora, es un beneficio posible en nuestros estupendos contratos… hasta ahora.El argumento de aportar a su propia jubilación descansa en la contundente afirmación de que, de no aportar a ese fin, el contribuyente tendrá que pagar ese dinero en impuestos que servirán para pagar las pensiones de muchos otros. Quien no tributa por ser informal, el único impuesto que evita es el ISR, pero el resto de contribuciones en el consumo (IVA e IEPS) será utilizado para pagar pensiones de otros. Para este importante y nutrido segmento de la población, el argumento fiscal suena amenazante, lo que permitiría centrar la atención en el tema puro y llano de la jubilación.Ante este escenario, es urgente e indispensable incrementar la difusión de contenidos en redes y medios masivos que aporten a la concientización de la población en este importante tema. El pasivo nacional en el rubro de pensiones será, ya en la próxima administración, un tema de preocupación al conducirnos como país a perder el grado de inversión. Tanto los empleados como los independientes e informales participamos en este tema, lo que toca también a los intermediarios como asiduos consumidores de su propio producto.Sin duda, actuar en el tema de pensiones privadas es preferible que quedar privado de recibir una pensión propia, adicional a las “pensiones del Bienestar” cuya vigencia, es ahora una obligación constitucional para los adultos mayores. 

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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