SANTA CRUZ, Bol.- Para hablar de lo ocurrido del 8 al 11 de septiembre en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, tal vez habría que comenzar explicando qué es la Conferencia Hemisférica de Seguros que organiza la Federación Interamericana de Empresas de Seguros (Fides). Estar en estos eventos, por lo menos en mi caso, por casi 20 años, me lleva erróneamente a asumir que todo el mundo sabe de qué se trata una reunión de esta índole.
Así pues, cada país en el mundo tiene una asociación de empresas aseguradoras, como es el caso de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros para México. Pero al mismo tiempo, éstas se aglutinan en la Federación Interamericana de Empresas de Seguros, en la cual participan las de toda América y España. Cada región tiene su grupo y, al final, todas han acordado que exista una Federación Global de Asociaciones de Seguros, la cual preside durante este periodo el mexicano Recaredo Arias Jiménez. Este organismo de escala ya global sirve para discutir los grandes temas que atañen al sector asegurador.
En el caso de Fides, desde hace más de siete décadas se acordó que cada dos años celebrarían su asamblea; y, para concretar esa reunión, convocarían a participantes de sus afiliadas. Poco a poco, el evento fue creciendo. La idea de tener a los principales representantes de las compañías de seguros comenzó a atraer a distintos proveedores de la industria, entre los cuales están firmas de modelaje, ingeniería, ajuste, tecnología, integradores médicos y, sobre todo, las reaseguradoras y los corredores de reaseguro.
Siendo éste un negocio primordialmente de personas, en sus inicios esta fecha en la que se realiza tal asamblea (normalmente septiembre-octubre) servía para que las empresas tuvieran listos sus números e información pertinente para la renovación de los contratos de reaseguro y la negociación del reaseguro facultativo. Esto ya no se cumple porque las fechas se han dispersado a lo largo del año; pero la reunión sigue valiendo la pena y convoca normalmente a entre 1000 y 1500 ejecutivos durante tres días.
Cuando se da a conocer la fecha y la sede de la cita siguiente, como ahora que sabemos que será en Rio de Janeiro en mayo de 2021, de inmediato las empresas se abocan a reservar suites de hospitalidad, organizar cocteles y hacer todo lo posible para sacarle el mayor provecho. Una agenda bien organizada en un evento de Fides puede generar grandes acuerdos, pero sobre todo puede ahorrar varios viajes a la región. Esto ya hace que valga la pena ir.
Pero volvamos al punto inicial. ¿Qué sucede ahí? Lo que pasa en cualquier cita de carácter internacional: un ir y venir incesante de ejecutivos que pactan citas continuas de aproximadamente 30 minutos, tomar café, conversar, saludarse, ponerse al día y explorar qué pueden hacer en conjunto.
Ése es el respaldo que tiene el sector asegurador, de modo que cada vez que se vende un seguro, éste de algún modo va a parar a los mercados de reaseguro.
Se ven stands, suites de hospitalidad y en algunos casos, puesto que este año acudieron Munich Re y Swiss Re, experiencias interactivas muy interesantes. En particular, este año Swiss Re presentó un simulador de huracán en realidad virtual que causó más de un grito.
Sin embargo, lo más relevante es dedicar espacio a la presentación de temas decisivos para el sector, como la innovación y la tecnología en el caso de Bolivia 2019. Un programa que atiende quien tiene interés entre algunas reuniones. Y se realiza, obviamente, la Asamblea de Fides, que este año cambió sus estatutos para que su presidencia y Comité Ejecutivo duren no dos años, sino tres, con lo cual se confirmó a Luis Enrique Bandera como presidente y se acordó además que el próximo periodo le tocará a la Asociación Boliviana de Aseguradores, hoy presidida por Rodrigo Bedoya, ser anfitrión del evento.
Todo esto sucede. Por eso ahora todos venimos cansados a la escala que haremos en Panamá. Los más de cuatro días de desayunos, reuniones, almuerzos, cocteles y cenas nos han pasado la factura. Los rostros son familiares, porque en esta reunión se convoca a profesionales de mucha experiencia, y los nuevos fácilmente se adaptan. Las relaciones son cálidas en su mayoría; y, aunque la competencia es feroz, en los pasillos de la expo se respira un ambiente de mucha cordialidad. Casi todos saben el nombre, apellido, puesto e historia de cada uno.
Aunque oficialmente el evento termina a medio miércoles, la cena de clausura del martes marca el fin oficial del evento. Aquí se sigue decidiendo mucho de lo que pasa en el sector asegurador; y, aunque muchos tienen vuelos complicados (especialmente para llegar a Santa Cruz, Bolivia), saben que es un evento al que no podían faltar.