Temor a malas decisiones y desconfianza coartan intención de compra del seguro

El Asegurador

A pesar de que la pandemia de COVID-19 aumentó la conciencia colectiva respecto a los riesgos que penden sobre la integridad física y la salud, aún  prevalece una brecha de consumo entre las personas que piensan   adquirir un seguro de Vida y las que en realidad lo contratan. En Estados Unidos, 43 por ciento de los compradores potenciales no se deciden a  adquirir una cobertura debido al   temor y la confusión. Creen que hacerlo implicará  tomar malas decisiones económicas; y piensan así  debido  a que carecen  de una fuente confiable de asesoría que les  dé certeza respecto a su inversión.

Según la información dada a conocer en el webinario Decodificando al consumidor de seguros de Vida, presentado por Richard Funke, especialista en seguro de Vida y miembro de Limra, organismo que fungió como anfitrión, los  factores referidos son la causa principal  de esta grave vacilación.  En el webinario se dijo que de    49 millones de hogares en Estados Unidos en los que hay intención de compra, únicamente en   2 por ciento de ellos la adquisición de la cobertura  se concreta, una situación que se  relaciona directamente con el grado de confianza que la sociedad tiene respecto a  las aseguradoras y los agentes.

Estadísticas sobre el  nivel de confianza que tiene el ciudadano frente a  la industria desarrolladas por Limra revelan  que solo 31 por ciento de los consumidores potenciales de seguros reconoce tener confianza en la institución aseguradora;  mientras que   69 por ciento manifestó no tener nada de confianza, indicador que representa un problema mayúsculo que hay que resolver propiciando que  el comprador revierta estos sentimientos  de desconfianza y temor  mediante un ejercicio de asesoría profesional y empática, indicó   Funke.

El  integrante de  Limra dijo  que actualmente existen 64 millones de consumidores buscando asesoría para la compra de un seguro de Vida, y esa tendencia creció a partir de la pandemia. Lo  lamentable del caso es que solo un tercio de esa cifra ha logrado encontrar a  un asesor de seguros que le genere confianza, precisó.

Tal es el interés que la ciudadanía  ha  mostrado por la asesoría, puntualizó   Funke, que ya los medios digitales y las  redes sociales se utilizan  para encontrar  a un asesor confiable,  y este fenómeno se está presentando tanto entre  la generación baby boomer como entre los millennials.         

“Si comparamos ese sentir de desconfianza respecto al seguro    con lo que opinan las personas de  firmas como Netflix, Amazon, Google, entre otras, la estadística no puede ser más contrastante.      El resultado es que los consumidores confían plenamente en esas empresas tecnológicas  y las quieren en su vida”, ilustró Funke.

Entre los hallazgos de la encuesta realizada por Limra  se destaca  que  83 por ciento de los consumidores considera  que hoy es más difícil confiar en un agente   que   hace cinco años; y, por el lado de los asesores, éstos reconocen que les resulta más difícil establecer una relación de confianza  con los asegurados, a diferencia de lo que ocurría hace un lustro.        

Este  dato   es preocupante y triste, señaló el expositor, “porque en este negocio sabemos cuán importante es para las ventas cumplir con  ese requisito: sin      confianza, no hay ventas. Es como el aire:  está en todos lados, y nadie lo nota;  pero apenas falta o disminuye,    todos lo advierten”.

Por todo lo anterior, el especialista en   seguro de Vida exhortó a los agentes  de seguros a  “cultivar  la cultura de la confianza, que  se construye con preparación, con un desempeño profesional, con un bagaje amplio  de conocimientos, con una actitud empática ante  el asegurado  y, lo más importante,  con el cuidado de  cada detalle de tu comunicación no verbal, que parece irrelevante,    pero el gesto habla más que     nuestras palabras y conocimiento”.

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