Tour de Francia y liderazgo

genuario@elasegurador.com.mx
@GenuarioRojas
Vivir seguros
Por: Genuario Rojas

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El miedo al fracaso y a la consecuente crítica y la autocrítica por no haber dado en el blanco frena, no con poca frecuencia, la fijación de nuevos objetivos, de propósitos que, de conquistarse, podrían arrojar no solo beneficios imaginados sino también otros que van ligados al logro, como son la sensación triunfo y otras emociones que la victoria conlleva.

¿Cómo andamos a estas alturas    al respecto? Espero que, si nos establecimos los indicadores pertinentes, pronto estemos evaluando los resultados alcanzados al 30 de junio, una fecha ya muy cercana que marcará el final del primer semestre;  y que, más allá de lo que esos indicadores muestren, nuestra actitud se mantenga en alto para ir por lo que siga.

Déjenme contarles, a partir de lo anterior, que por una afortunada razón tuve la ocasión de ver una serie recientemente puesta en la programación de Netflix, que es Tour de Francia, recomendable para que la vean los líderes y seguidores en todos los campos. El recorrido por las 21 etapas que configuran la justa cumbre en ciclismo está lleno de lecciones.

Para empezar, debo admitir que la bicicleta nunca ha sido lo mío, y ver descender por las carreteras de la montaña a los competidores a velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora, con solo la protección de un casco, se traduce no en deseos de subirme a una de ellas, sino   simplemente en  admirar a esos atletas que lo hacen siguiendo un plan definido.

La edición 2023 del Tour de Francia ya está muy cercana. Se llevará a cabo del 1 al 23 de julio. Si nunca ha visto siquiera una etapa de las 21, entre a Google y conozca los detalles. Luego, si tiene tiempo, sígala. Y aun si ya sabe de qué se trata dicha competencia, no se pierda la oportunidad de ver la serie y asimilar lo que es el verdadero trabajo de equipo.

Hablar de equipo no es, en este caso, circunscribirse al grupo de ocho ciclistas que montan las bicicletas y derraman literalmente sangre, sudor y lágrimas; es hablar de todo lo que los rodea encaminado  a obtener el triunfo, a partir de que cada líder determine a la carta fuerte que llevará la responsabilidad de ganar cada etapa apoyado en una estrategia determinada.

Tener al final del día un equipo para competir en el Tour de Francia es haber hecho un trabajo de reclutamiento singular, pues cada uno busca tener a los mejores ciclistas del mundo. Seleccionar a los ocho atletas que participarán en el equipo implica dejar fuera a muchos otros. Es todo un arte integrar ese equipo conjuntando cualidades para diseñar una estrategia ganadora.

A diferencia de otros deportes, en esta competencia no caben suplentes que puedan entrar a relevar a otro participante. Si uno de los participantes se lesiona o por algún motivo no puede continuar, el equipo deberá seguir con los que queden en él. De ahí que la alianza entre los miembros sea del más alto nivel y el sacrificio sea algo totalmente subyacente.

El año pasado fueron 22 equipos los que participaron en la competencia, y ello significa ver a 176 ciclistas rodando por ciudades y montañas. El énfasis hay que ponerlo, sin embargo, en el equipo. Si a la meta de cada etapa llega el elemento que se espera que lo haga, es triunfo del equipo;   aunque solo uno suba al podio. Todos trabajan conjuntamente para que ese elemento gane la etapa.

Dada la extensión de la competencia, la estrategia es fundamental. El líder escucha para ir adaptándose a las circunstancias, pero queda muy en claro que la decisión de lo que debe hacerse y de la forma en la que debe hacerse    es del líder, líder que conoce tanto el carácter y el temperamento de todos y cada uno de los ciclistas de su equipo   como su estado físico.

Después de tantas etapas en concurso, hay un ciclista que llega primero a la meta, pero es el equipo el que se considera ganador. Algo muy distinto a lo que ocurre, por ejemplo, en Hombres de negocios, una película que retrata a personajes que pueden acabar con ejecutivos y personal de una empresa y quedarse en el negocio con todas las ganancias en la bolsa.

Al final, solo uno de los 22 equipos gana. Segundo y tercer lugares parecen no ser tan satisfactorios. Quizás por eso llame  la atención lo dicho por un líder de equipo  en el sentido de que ha aprendido que, aunque pierda, habrá cambios, “y que habrá una    noche y una mañana siguiente para seguir intentando, ya que con nosotros o sin nosotros el mundo seguirá evolucionando”.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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