Con esta edición, El Asegurador® cumple 38 años de circulación quincenal ininterrumpida. En este aniversario se me ha venido a la mente que en el trigésimo año del medio un reportero de casa me hizo una entrevista y pidió mi punto de vista acerca del desafío de la comunicación especializada en seguros. “El verdadero desafío de la comunicación especializada en seguros apenas comienza”, le dije en aquel entonces. Han pasado ocho años desde que expresé aquella idea, y hoy refrendo dicha opinión en este espacio.
Le dije al reportero que dicho desafío estaba al margen de los conductos tradicionales o nuevos que se utilicen para transmitir información, porque esos canales, de por sí, ya plantean el reto de dominar no solo lenguajes locales, sino también internacionales, ya que lo que actualmente escribimos traspasa fronteras, y ni siquiera imaginamos quién o quiénes leerán los textos o verán las imágenes; todo ello de acuerdo con el canal o instrumento tecnológico que conecte al emisor con el receptor.
Si nos centramos concretamente en el terreno de los seguros y las garantías, diremos que la comunicación expedita de la industria con el público ha sido, y sigue siendo, una asignatura pendiente. ¿Por qué digo esto? Porque el objetivo primario de dicha interacción industria aseguradora-público es que la gente conozca a cabalidad de qué tratan esos servicios financieros, entienda su relevancia y comprenda el significado que éstos entrañan para su vida, tanto si decide adquirirlos y usarlos como si no lo hace, ya sea porque alberga la intención de comprar una cobertura, ya sea porque decide no contratarla debido a la dificultad para entender los contratos, pues sabemos que desgraciadamente el tecnicismo sigue mandando.
Al estar desarrollando esta entrega, repasaba yo la edición revisada de la obra titulada La gramática descomplicada, de Álex Grijelmo, que en la cuarta de forros indica: “La gramática enseña a razonar y a exponer mejor las ideas, pero sobre todo a generarlas”. Luego puntualiza: “Y ello nos hace más capaces de convencer a los demás”. No es poco, entonces, lo que la gramática ofrece. Ahora bien, no son muchos los que se ven atraídos por ella, pues se la considera demasiado compleja.
Hojeo después Escribir en internet, una guía para elaborar mensajes en los nuevos medios y las redes sociales editada por Fundación del Español Urgente y patrocinada por BBVA, y no puedo menos que sorprenderme, de nuevo, ante el panorama que quienes escribimos debemos afrontar para comunicar con eficacia. Medios y redes sociales demandan un trato especial a sus contenidos. Entonces, ideas y formas novedosas retan a quienes necesitan comunicar sus conceptos.
A las tareas que realizan los estudiosos del lenguaje y su uso se añade lo que ha venido realizando la Fundación Gabo, la cual procura poner sobre la mesa aquellos elementos que el profesional del periodismo debe no solo tener a la vista, sino también poner en práctica en una época en que los medios, diríase, se han multiplicado y reúnen características que demandan nuevas metodologías para lograr una comunicación asertiva, nítida, libre de anfibologías, ajena a la ambigüedad y además convincente y firmemente documentada. Vemos, por consiguiente, que las preguntas básicas del periodismo a la usanza antigua (qué, quién, cuándo, cómo y dónde) ya no bastan.
El desafío lo enfrentan no solo los profesionales de la comunicación, los periodistas, sino todos aquellos que quieren llevar información a ciertos receptores de una manera tal que se genere conocimiento, entendimiento y comprensión. Hoy todo el mundo escribe, y la necesidad de lograr los efectos deseados y concretar la intención discursiva ha creado nuevas especialidades o ha impulsado algunas ya existentes. Generadores de contenidos y agencias de relaciones públicas son un par de ejemplos.
La advertencia que hacen los conocedores es clara y contundente: debemos cuidar lo que escribimos y cómo lo escribimos. ¿Por qué? Porque la redacción dirigida a un público amplio se ha convertido en una actividad fundamental dentro de las nuevas sociedades tecnologizadas y permanentemente conectadas. ¿Quién sabe hasta dónde llegarán las ideas que compartimos en un medio profesional o en una red social cualquiera? Entonces, si se busca obtener el resultado deseado, se deberán redactar piezas mejor estructuradas y una gama de contenidos que despierten el interés en los públicos objetivo.
Lo que decimos y cómo lo decimos termina por revelarnos ante los lectores. No es necesario ir lejos para encontrar métodos enfocados en técnicas para decir algo de manera tan constante y repetitiva que el que empieza a creerlo es el propio emisor. Con frecuencia se cae en la trampa de afirmar que somos líderes, por ejemplo; que ofrecemos productos o servicios de calidad… Se nos olvida que la alabanza en boca propia es vituperio.
Querámoslo o no, serán los otros quienes opinen con mayor certeza y autoridad moral acerca de ese liderazgo y de esa calidad cuando reciban o usen nuestros productos o servicios.
Hoy en día parece que la velocidad rige a la hora de crear y compartir información. Sin embargo, esto mismo evita el análisis, la investigación, la reflexión. Obviamente, no todo es así, pues hay profesionales muy bien calificados que investigan y meditan sobre los contenidos que ofrecen. ¿Pero cuántas veces leemos o escribimos textos que carecen de ese compromiso que deberíamos plasmar al crear un mensaje escrito? Hablamos, diríase, de aquellos que por saturación o flojera terminamos siendo mensajeros de empresas y agencias.
¿Por qué todo lo anterior? Les platico que todo lo anterior viene a cuento porque a finales de septiembre se hizo el lanzamiento del decimotercer Premio AMIS de Periodismo y Comunicación en Seguros, que es la edición 2022. A este concurso ha convocado la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, entidad que esta vez ha decidido organizarlo en alianza con el Consejo Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo.
El Premio AMIS ha establecido tres categorías: medios electrónicos e impresos; creadores de contenido digital para nuevos auditorios; y análisis del entorno para ponderar la importancia del seguro. Los trabajos podrán presentarse desde ahora, y la fecha límite es el 15 de diciembre de 2022. Los detalles para los interesados pueden obtenerse en premioamisperiodismo@gmail.com. La nueva modalidad abre la oportunidad a un sinfín de aspirantes para que con su participación puedan obtener reconocimiento y dinero.
Así, además de recibir y premiar trabajos publicados en radio, televisión, periódicos, revistas y semanarios; así como caricatura y tira cómica; producidos por influencers, bloggers o tiktokers; y difundidos en redes sociales y portales, la AMIS concede un espacio a aquellos que se ocupan de aportar ese análisis por medio de géneros tradicionales, como la columna, el artículo, el ensayo y el reportaje de investigación. El atractivo estriba en que, además de una estatuilla, cada primer lugar de las categorías recibirá 100,000 pesos.
Saber las cosas que ocurren, incluso en tiempo real, puede ser muchas veces relevante, pero no cabe duda de que en algunos temas se ha de ir más allá, pues se trata de temas en los cuales, como sucede en seguros, las decisiones que se tomen deben estar correctamente pensadas o asesoradas. Es indispensable, entonces, ser más claros tanto en lo que se escribe como en lo que se dice para que haya certeza.
Los textos preparados por los especialistas son, muchas veces, bellamente presentados, pero sus intenciones están orientadas a resaltar aspectos que faciliten la comercialización. Y ni el agente ni el usuario deben quedarse en ello. Siempre hay detrás de todo eso algo que un profesional de la intermediación debe conocer a profundidad y comunicar con claridad y precisión. Parece utópico, pero la idea sería acrecentar la certeza de que tras el siniestro todo fluirá adecuadamente conforme a lo dicho a la hora de cerrar una venta.
Incluir en el Premio AMIS de Periodismo y Comunicación en Seguros una categoría que atienda al análisis, a la investigación, al estudio para reconocerlo nos parece muy conveniente, y creemos esto por esa necesidad que se tiene de imprimirles una mayor certidumbre a las contrataciones y evitar conflictos innecesarios, al margen de que en otras categorías se reconozca también a quienes utilizan medios y redes sociales.
Comoquiera que sea, independientemente del conducto, siempre habrá necesidad de pulir el lenguaje (que es tanto como aclarar el pensamiento), la gramática, para convencer con razones sobre las ventajas de estar asegurados.