Mucho se ha hablado de las características de personalidad y técnicas que idealmente requiere tener un vendedor para abrirse paso en la apasionante profesión de ser agente de seguros; sin embargo, existen otros campos en los que conviene reflexionar y que representan los nueve círculos de la experiencia que conducen al éxito de la intermediación.
Durante su participación en el Congreso de Agentes Guadalajara 2019, organizado por El Asegurador, Miguel Ángel Arcique Calderón, director de Capacitación Especializada y conferencista del evento, dijo lo anterior luego de subrayar lo valioso que es para forjar un éxito integral reflexionar sobre temas de los que el agente no se da cuenta pero que forman parte permanente de su vida y carrera.
En tal sentido, Arcique Calderón definió que el primer círculo consiste en aprender a desarrollar tres tipos de habilidades: las de ventas, las empresariales y la de desarrollo personal. Todas permiten ser y lucir como un agente integral.
El segundo círculo consiste en definir la visión del negocio; esto es, poner en perspectiva dónde estás, cómo te ves y qué tendrías que hacer para lograrlo, y emprender un proceso sistemático de acciones que te acerquen a conseguirlo.
El tercer círculo es el de las amistades. No es gratuita la afirmación de que no importa tanto cuánto sepas sino a quién conozcas para forjar tu destino. Y, en ese sentido, el intermediario debe darse a la tarea de edificar las mejores relaciones personales, apuntó el expositor.
El cuarto círculo, señaló Arcique Calderón, consiste en definir tu modelo de negocio. “He visto fracasar a más de un agente de seguros por no tener claridad en cuál es el modelo de negocio que desean tener y desarrollar”. Establecerlo es vital para evitar los bandazos en el camino.
Quinto círculo: abrir espacio y tiempo para pensar e innovar. En un mundo tan cambiante, de poco o nada te sirve seguir haciendo las cosas sistemáticamente siempre, porque, cuando te das cuenta, el juego ya es otro; de ahí la importancia de este punto.
El sexto círculo es el de los valores; y no se trata, subrayó, de seleccionar aquellos en los que crees y le dan sentido a tu vida de manera integral.
En el séptimo círculo se trata de aprender a hablar y negociar con personas que piensan muy diferente de como lo hacemos nosotros. Hoy los que tienen creencias muy arraigadas en temas de moral sufren mucho porque la comunicación y las creencias ya no son como antes, y además se cierran a abrir el diálogo.
Octavo círculo: valorar la salud para que pueda andar bien tu vida.
Y, finalmente, Arcique Calderón incluyó el círculo de la espiritualidad, que no necesariamente tiene que ver con religión, porque al envejecer no recordaremos números ni tarifas, sino personas; de ahí la importancia de ser espiritual y, sobre todo, practicar la gratitud.