El desafío de la transición

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Por: Genuario Rojas

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Según la Real Academia de la Lengua, el significado del término transición es “acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto”. También señala que transmutar es “mudar o convertir algo en otra cosa”.

Como quiera que sea, lo primero que cabría entender es que ambas palabras se refieren al proceso de ir de un punto a otro, del A al B, por ejemplo, que entraña conocer dónde estamos y adónde queremos ir.

Habla de un propósito definido y definitivo. Conocer y entender la diferencia entre definido y definitivo, es vital. A veces nos pasamos la vida definiendo propósitos, pero sin comprometernos con uno definitivo.

Un propósito definitivo es fundamental para diseñar una estrategia que nos permita vivir una transición entre un punto y otro, que lo mismo puede ser para una mejora continua que para crear algo nuevo.

Como bien lo dice el diccionario, se puede optar en terrenos del ser o de estar, lo que entraña, por supuesto, tener un plan estratégico que nos permita recorrer una transición más tersa que violenta.

Por supuesto que si queremos ir desde un punto A a un punto B, conviene tener, por lo menos, una cierta conciencia del estado en el que estamos ahora, bien sea de paso o de plano en el que estamos anclados.

Es posible que hayamos caído, en el pasado, en diversos propósitos definidos y que, por alguna clase de miedos, hayamos evitado, consciente o inconscientemente, tomar la decisión de comenzar a marchar.

No se puede hablar de decisión, sin la acción. Es la acción, especialmente siendo parte de un plan bien diseñado, la que puede conducirnos a obtener lo que deseamos. No obstante, a veces la ruta nos paraliza.

Así como alguna vez me pregunté qué sería de mí si continuaba trabajando en una compañía editorial, también me he hecho otras preguntas. Admito que algunas quedaron en simples ideas definidas, pero no definitivas.

En el caso de mi empleo en la casa editorial, la respuesta no me gustó e inició el recorrido de un proceso de transición, más allá de si existía un plan bien diseñado, porque a veces ayuda iniciar y persistir pese a los tropiezos.

Lo mejor es, sin embargo, apoyarse para diagnosticar con la mayor precisión posible nuestro estado actual, al igual que en la definición de lo que queremos, esto último si tomamos la decisión y no sucumbira dudas y miedos de otros.

Más allá de cualquier consideración externa referidos a los puntos A y B, lo cierto es que debemos tenerlos lo más claro posibles, para elaborar un plan estratégico que nos planteará un proceso de transición desafiante.

Como no podemos dominarlo todo personalmente, habrá que buscar ayuda construyendo equipos internos y externos, de manera tal que reunamos los principios y valores, así como las capacidades técnicas, para arrostrar los retos.

Mastermind o mente maestra, como se conozcan o entiendan, constituye una alternativa acerca de la cual podemos aprender, entender y comprender, para apoyarnos en los pilares adecuados y acrecentar posibilidades de éxito.

Recuerden: no vayamos solos, si podemos ir acompañados. Obtener lo que deseamos resultará más sencillo.

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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