Cinco principios de vida japoneses para el éxito personal y empresarial PARTE 3. KAIZEN.

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Claudia Mejía

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Si como muchos, amigo lector, eres seguidor del futbol, te habrás quedado atónito tal igual que yo, con ciertas selecciones que sorprendieron con su desempeño al principio de la copa. En esta ocasión, y dado que toca el turno del tercer principio japonés para el éxito personal y profesional, quiero tocar brevemente el caso de la selección japonesa. 

Ver que Japón le ganaba a España y mantenía un empate con Croacia, teniendo en cuenta que ese país no figuraba antes entre selecciones fuertes, fue para mí una verdadera sorpresa (desde mi inexperto punto de vista futbolístico), y cual curiosa que soy, decidí investigar un poco qué es lo que hizo Japón para tener este desempeño, y lo que me encontré fue algo que confirmó la importancia de este tercer principio: el principio KAIZEN, o de mejora continua. 

De mi breve investigación futbolera encontré que la selección de Japón viene aplicando este principio con miras a levantarse como campeón mundial en 2050. ¡Sí, así como lo lees, al año 2050! Una estrategia que implementaron a partir de 1994 para obtener el máximo resultado con un horizonte de 50 años. Uno pensaría que es una locura, pero de eso se trata el principio KAIZEN, de una evolución y mejora profunda, constante y creciente. No de un proceso exprés, superficial y temporal. 

No te asustes amigo lector, no te voy a decir que esperes 50 años para obtener tu máximo resultado, te voy a contar ahora cómo puedes aplicar este principio a tus propios objetivos, expectativas y situaciones particulares.

KAIZEN es un término que hace referencia a la mejora continua y está formado por los caracteres “kai” (cambio) y “zen” (bondad) haciendo referencia al “bien hacer” o “buen cambio”. Tomando en cuenta el centro de su definición, se considera que el primer paso para aplicarlo es el deseo del cambio. Ahora, si ya pasamos por una reflexión interna donde identificamos un propósito (IKIGAI), y por una evaluación de nuestras experiencias (KINTUKUROI), el deseo de cambio debe ser más que evidente, además de firme y con convicción. 

Luego viene el proceso de aplicación, el cual consiste de cinco etapas: 

  1. Seiri, o clasificación. 
  2. Seiton, organización
  3. Seiso, limpieza
  4. Seiketsu, estandarización
  5. Shitsuke, mejoramiento constante

Quiero recalcar que el primero y más importante de todos los pasos es tener clara la respuesta a tres preguntas: ¿Qué deseo lograr?, ¿para qué lo quiero lograr? y ¿cuándo lo quiero ver logrado? Si alguna de ellas tiene una total claridad y convicción, el proceso Kaizen estará condenado al fracaso, pues no existirá razón ni motivación que lo pueda mantener. 

Entonces, ¿cómo puedo aplicar este proceso de mejora para incrementar mi éxito profesional en ventas o en cualquier otro aspecto de mi vida? 

Es importante clasificar lo que nos es de valor y utilidad, de lo que no. ¿Cuántas veces seguimos cargando con cosas que no usamos, pero que creemos que algún día podrían servir? Y ojo, aquí me refiero tanto a lo material como a lo mental y espiritual: esos pensamientos de temor, de fracaso, de duda, conocimientos poco actualizados, rencores, tanto como herramientas poco útiles o imprácticas que únicamente absorben energía y espacio y brindan poca utilidad. No te digo que te vuelvas totalmente minimalista, pero sí echa un vistazo a tus ambientes internos y externos y clasifica lo que te sirve y agrega valor de lo que no. 

Después viene la organización. Vivimos en un mundo tan sobresaturado y sobrestimulado, que la vida misma parece un enorme collage donde todo está mezclado: trabajo con familia, familia con trabajo, ocio con descanso, etcétera. Y si analizamos nuestro espacio físico, podremos ver cómo es la expresión física de cómo vivimos. En este punto es importante clasificar, asignar categorías y prioridades. Dice un lema muy conocido: “cada cosa en su lugar, y cada lugar para una cosa”. Para poder aplicar este paso, es importante hacer un análisis tanto de tus roles, como de tus diferentes áreas de desarrollo. Asignando de esta forma, tiempos y espacios. Desde la organización de tu oficina hasta de tu agenda. Saber clasificar tus actividades, acorde a las prioridades y objetivos, te brindará una mayor claridad a la hora de actuar.

Una vez hecha la clasificación toca el turno de la limpieza y desecho: eliminar todo aquello que sobra de nuestros espacios, tiempos y pensamientos. Si no le encuentras lugar es porque ya no lo necesitas. Tanto en lo físico como en lo mental. 

El siguiente paso será la estandarización. Esto es, seguir el mismo patrón, de forma sistemática, y estandarizada. Para mí es muy sencillo de aplicar: se trata de repetir, repetir y repetir. 

El último paso será el mantenimiento. Como todo sistema y proceso, lo que no se mide, no se puede mejorar. Es importante tener en cuenta los momentos de evaluación y avance de los progresos obtenidos. Tener un registro del antes y del después, así como del avance hacia la meta final. Sean 50 años, como la federación de Futbol Japonesa, o tres o cinco hacia adelante, el éxito de este proceso es la evolución, y ésta solo se da a través de la evaluación. Así que, en tu proceso de mejora continua, establece en calendario los tiempos en que lo harás. Puede ser trimestral, semestral y anual, dependiendo del horizonte de meta que te hayas puesto. 

Kaizen no es magia, sino resultado de un proceso continuo y permanente. A medida que lo repitas y lo interiorices en tu vida personal y profesional, verás cómo tus resultados crecen exponencialmente. 

El cuarto principio será aprovechar al máximo todos tus recursos, aplicando el principio MOTTAINAI, del cual les hablaré en la siguiente entrega. 

Las opiniones expresadas en los artículos firmados son las de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de El Asegurador.

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