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Por: Marcos Medina

mmedina@elasegurador.com.mx

A pesar de los avances técnicos y sociales que presenta nuestro país, hablar de catástrofes sigue siendo un tema que podría ser calificado como tabú; sin embargo, según evidencia científica, Ciudad de México, la extensión territorial más poblada de la república mexicana y principal motor de la economía, sería la tercera urbe más vulnerable de Latinoamérica si se presentara un evento natural, antropógeno o emergente de grandes magnitudes.

El planeta no vive una época sosegada. En la actualidad, los riesgos se han modificado notablemente. La aparición de nuevas contingencias como causas de siniestros, hasta hace algún tiempo desconocidas, así como el caso de los ataques cibernéticos y el terrorismo, han provocado que el escenario luzca diferente, desafiante y preocupante.

Por si fuera poco, los eventos antropógenos, es decir, los causados por el hombre, han cobrado relevancia, por lo que el depredador más letal del planeta tiene nombre y apellido: ser humano.

Una firma que puede hablar con solvencia sobre esto es Lloyd’s, entidad que agrupa a los principales sindicatos de reaseguro del mundo y brinda capacidad para la contratación de dicho instrumento.

Lloyd’s, cuya sede está en Londres, Reino Unido, desarrolló un estudio titulado Índice de Riesgo Urbano, el cual mide los riesgos financieros de 301 de las principales ciudades del mundo con un Producto Interno Bruto proyectado de 372 trillones de dólares (2015-2025, evaluado frente a 18 amenazas naturales y provocadas por el hombre).

Lima y São Paulo son las dos ciudades más vulnerables del continente y las únicas que en América Latina superan a Ciudad de México en el índice que desarrolló Lloyd’s. En el mundo, las urbes del planeta con el PIB de riesgo más alto son Taipei, Tokio, Seúl, Manila, Nueva York, Los Ángeles, Estambul, Osaka, Shanghai y Hong Kong.

Según el análisis, el planeta entero enfrenta en la actualidad una gama muy amplia de posibilidades catastróficas, las cuales son clasificadas en tres módulos: provocadas por el hombre, naturales y emergentes.

Desde la perspectiva de Lloyd’s, los siniestros que podrían tener importantes secuelas en el PIB de los países diagnosticados y que retrasarían de forma contundente el desarrollo de sus economías son los siguientes:

Por suerte, ninguna ciudad latinoamericana entra en el top 10 de la medición que efectuó la firma británica. La capital de nuestro país ocupa el decimocuarto lugar del ranking, lo que permite entrever que el riesgo de que colapse dicha extensión territorial frente a una de las catástrofes antes mencionadas es real.

Impacto creciente

Desde la perspectiva de Lloyd’s, las amenazas a las que está expuesto el planeta van más allá de lo natural. Por ello, los riesgos provocados por el hombre son un tema preocupante y con el transcurrir de los años siguen cobrando una importancia incuestionable, pues sus repercusiones podrían superar desde todo punto de vista a los efectos que ocasionan las catástrofes naturales.

El estudio indica que los mercados financieros parecen estar muy lejos de estabilizarse. Al mismo tiempo, refirió que los precios del petróleo siguen experimentando tiempos muy difíciles. De ahí que un buen número de países esté al borde de su presupuesto y que, por lo tanto, la posibilidad de que anuncian incumplimientos financieros es muy alta.

En la ecuación de los nuevos factores catastróficos que identifica Lloyd’s también ocupan una posición destacable eventos como ataques cibernéticos, actos terroristas, apagones eléctricos y accidentes nucleares; de manera que el planeta se encuentra, como nunca antes, sobre una delgada cuerda de amenazas emergentes que, sin duda alguna, deberían ser consideradas por todos los protagonistas de la industria aseguradora mundial, ya que, así como el cliente cambió, también lo hicieron los riesgos.

Lloyd’s advirtió, en este documento que economías emergentes como la de México tienen mucho más que perder si se presenta alguno de los eventos descritos; sin embargo, afirmó que la industria aún está a tiempo de diseñar una estrategia en materia de mitigación de riesgos que ayude a mejorar la infraestructura y la gestión de crisis de las ciudades.

En conclusión, la entidad británica cree que no todo está perdido en materia de resiliencia. En tal sentido, consideró que el seguro debe aportar soluciones que permitan:

 

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