En las décadas más recientes, los cambios que se han registrado en nuestras sociedades  en materia de alimentación, actividad física y genética han traído como consecuencia el crecimiento de la obesidad, el sobrepeso y la diabetes en todo el mundo.

¿Qué podemos hacer para convencernos de realizar un cambio en el estilo de vida, asumiendo la responsabilidad de llevar a cabo los cambios necesarios?

Lo primero será  asumir este compromiso con nuestra salud a tal grado que empecemos elaborando una relación o lista objetiva de los hábitos alimentarios  que nos están afectando; por ejemplo, como demasiado, ingiero muchas tortillas y pan, no desayuno, ceno abundantemente, consumo más de dos copas de alcohol diariamente,  soy muy aficionado a los dulces y postres…

Además, para que el cambio de hábitos alimentarios  sea más eficiente, habrá que trabajar en los correspondientes a la actividad física, por lo que tenemos que escribir otra  lista en la que incorporaremos, si es el caso, esto: nunca hago ejercicio, no tengo tiempo para hacer ejercicio, después de comer duermo una siesta de una hora, aprovecho los fines de semana   para descansar y no hacer nada.

Cuando ya tengamos las listas o relaciones de los dos hábitos, debemos comenzar a actuar en los que consideremos más fáciles de llevar a cabo. Un ejemplo: “Como mucho. Ahora voy a comer una menor cantidad: si hoy como cinco tortillas, reduciré la cifra a una, y no me serviré un plato más”.

Si   bebemos refrescos con azúcar, será bueno empezar a combinarlos con refresco sin azúcar o con agua. Si  no hacemos ejercicio, comenzar a caminar un poco después de cada comida; al principio pueden ser 10 minutos, hasta llegar a media hora, ya sea en la casa o en la oficina, o en otro lugar si la comida se hace fuera de ellas.

Así, como lo descrito,  podemos trabajar en otros puntos que nos resulten fáciles de alcanzar, e ir estableciendo la solución  que cada uno implique, imprimiéndoles un poco más de esfuerzo cada vez hasta lograr el cambio a un estilo de vida más saludable.

Si nuestra dieta diaria debe   ser de 2,000 calorías y estamos consumiendo 3,000, al bajar una  cantidad de alimentos que aportan 345 calorías (una cerveza, 153 calorías;  tres tortillas de maíz, 192 calorías) y caminar media hora diaria (120 calorías) estaremos quemando  465 calorías, con lo cual el aporte calórico diario sería de 2,535, en lugar de 3,000. Basta un pequeño esfuerzo para reducir 15 por ciento de las calorías diarias que recibe nuestro organismo.

Es muy importante, por supuesto, no decidir ingerir  algunos alimentos o bebidas bajos en calorías para luego consumir otros con alto contenido calórico. Todos nuestros alimentos y bebidas deben   ser de bajo contenido calórico.

Claro que podemos lograr un estilo de vida más saludable

Nos sentiremos más fuertes cuando tomemos el control objetivo,  con responsabilidad, sobre nuestros hábitos de alimentación y actividad física  y recibamos una recompensa muy satisfactoria, como ver que perdemos peso. Además, con esta disciplina  se reducen los niveles de azúcar en la sangre y disminuyen los niveles de colesterol y triglicéridos, no solo recorreremos   los ojales del cinturón a la derecha.

Lógicamente, los cambios son individuales, de acuerdo con  la edad de cada quien y su entorno familiar, laboral y social;  y el único factor que puede impedirlos es no querer hacerlo.

Debemos entender que solo con perseverancia los pequeños cambios se convierten en grandes beneficios.   Y aquí lo más importante para lograrlo son los primeros pasos; por ejemplo, para hacer ejercicio empecemos por salir de   casa para caminar, correr, pasear al perro o dirigirnos al gimnasio.

La solución parece   simple, y de hecho lo es: debemos comer menos,  hacer más actividad física y ejercicio y disminuir el índice de masa corporal y el estrés.

En la medida que se pueda, una persona que se decida  a mejorar su estilo de vida debe buscar la asesoría de un licenciado en nutrición o un educador en diabetes  para que la ayuden a diseñar una dieta saludable de acuerdo con su particular circunstancia.

Para lo anterior, los interesados pueden apoyarse en las Asociaciones Mexicanas de Diabetes, para lo cual deben consultar el directorio nacional en www.fmdiabetes.org. Solo como ejemplo, recordemos que estas entidades recomiendan desarrollar  cuando menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad intensa por semana, y no dejar dos días sin practicarla.

Arturo Martínez es expresidente  de la Federación Mexicana de Diabetes.

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