COVID-19 afectará aprendizaje de estudiantes; sufren aburrimiento y estados de inquietud recurrente

El Asegurador

El clima de aflicción socioemocional presente en los estudiantes a causa de la COVID-19 empezará a afectar su aprendizaje, pues las personas en edad escolar manifiestan su estrés mediante el aburrimiento o estados de inquietud recurrente, afirmó la doctora Cimenna Chao Rebolledo, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

En la conferencia El impacto de la COVID 19 en el bienestar socioemocional, la académica detalló que diversas encuestas recientes han revelado que la pandemia ha traído consigo la prevalencia de estados emocionales intensos o de gran aflicción, como el enojo y la ansiedad. En este sentido, siete de cada 10 hogares han experimentado durante este tiempo episodios de estrés agudo, 27 por ciento de las personas con edades de 18 años o más presentan síntomas depresivos y 32 por ciento, síntomas severos de ansiedad.

“Vivir permanentemente en estado de estrés, el cual quebranta ciclos y hábitos, por ejemplo, al provocar dificultad para dormir, también ha tenido un efecto negativo en dos de las funciones ejecutivas que intervienen en el proceso de aprendizaje: la atención y la concentración, porque un cerebro afligido no pone atención, un cerebro demasiado estresado está también agotado”, remarcó Chao Rebolledo.

La especialista de la Ibero también refirió que en el contexto educativo, el estrés ya empieza a causar estragos, que se manifiestan en síndromes como el de agotamiento extremo (burn out), particularmente en los docentes. Dicho estrés, que en la pandemia deriva de la sobrecarga de trabajo y de responsabilidades, y de la preocupación continua por la contingencia sanitaria, afecta con mayor énfasis, en el ámbito educativo, a mujeres docentes con hijos(as) en edad escolar, porque además de apoyar la educación de sus descendientes tienen bajo su responsabilidad los aprendizajes de sus estudiantes.

Chao Rebolledo mencionó que los adolescentes también se encuentran altamente afectados, al vivir este proceso educativo estresados, frustrados y con nostalgia por recuperar la vida social a la que estaban acostumbrados.

“Ciertamente, el estrés prolongado y el estrés crónico generan en todos estados de ansiedad, de preocupación continua y de percepción de intranquilidad; pero los jóvenes la pasan peor que sus profesores y lo reflejan al presentar síntomas de depresión”, sostuvo la especialista en Educación Socioemocional.

Asimismo, planteó que “parecería que en los docentes esta visión de desánimo hacia el futuro no es tan exacerbada como en los jóvenes. Empezamos a notar, en los datos, deserción (por parte del alumnado), particularmente en educación superior y en media superior, por ese desánimo hacia el futuro, esa falta de propósito, esa falta de motivación para continuar en la escuela”.

Chao Rebolledo indicó que el estrés y la aflicción provocados por la pandemia, con sus efectos negativos en lo emocional, lo cognitivo y lo físico, en este momento pudieran “empezar a generar una suerte de estado marchito de la esperanza” y de carencia de estímulo para seguir aprendiendo. Por eso resulta imperativo estar conscientes de que si se deja perpetuar ese estrés crónico, se acentuará la carga alostática del organismo, que terminará por afectar al sistema inmunológico, “paradójicamente, en una contingencia sanitaria”.

Cómo salvaguardar el bienestar emocional y los aprendizajes

Ante esta situación, resulta necesario “tomar cartas en el asunto” y salvaguardar el bienestar socioemocional y los aprendizajes. Lo primero que se debe hacer es pasar de la reacción a la respuesta. “La pandemia nos tomó por sorpresa, y como toda sorpresa, generó una reacción emocional, nos vimos en un estado de amenaza, que compromete nuestra seguridad básica y entonces reaccionamos. Y las primeras emociones son justamente estas que obedecen a la reacción natural, básica, del organismo”, indicó Chao Rebolledo. 

Pero ahora que se comenzó a entender la pandemia, continuó Chao Rebolledo, se necesitan emitir respuestas organizadas que den lugar a una readaptación resiliente, que permita desde un pensamiento crítico y reflexivo tener acciones coordinadas y participativas. De tal suerte que de esta pandemia “podamos aprender, crecer y salir fortalecidos”, dijo, revalorando lo que es importante y aquellas acciones que permiten enfrentar la incertidumbre.

Por último, Chao Rebolledo refirió que es vital generar diagnósticos continuos sobre la salud y el bienestar socioemocional de la comunidad estudiantil y docente, de manera que se puedan emprender acciones diferenciadas, por ejemplo, en casos individuales de salud mental comprometida que requieran atención; o, incluso, llevar a cabo acciones focalizadas en grupos que requieran apoyo particular en lo socioemocional, en lo académico o en materia de infraestructura.

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