Para muchos consumidores, comprar un seguro de Vida puede resultar un proceso largo e incluso doloroso. A pesar de las grandes inversiones que las compañías aseguradoras han hecho en los últimos años para digitalizar la incorporación de clientes y la vinculación de pólizas, el progreso no ha sido tan rápido y, en muchos casos, no se ha podido avanzar para modernizar la suscripción de dichos productos.

Con la llegada de la COVID-19 al mundo surgieron muchos protocolos de seguridad como el distanciamiento y el confinamiento, lo que reforzó la necesidad de repensar en la suscripción de los seguros. Hoy más que nunca, las aseguradoras enfrentan el desafío de abordar la frustración de los clientes -y los mismos agentes- ante un proceso manual, largo y de alto contacto.

Estas afirmaciones fueron compartidas en el reporte Reescribiendo las reglas: suscripción digital y basada en la Inteligencia Artificial del seguro de Vida, elaborado por McKinsey & Company, consultora estratégica global que resuelve problemas concernientes a la administración estratégica.

El estudio de la compañía destaca que las visitas domiciliarias de los paramédicos para realizar exámenes médicos -porque así lo pide la suscripción de un seguro de Vida- se han vuelto altamente indeseables por temor al contagio de SARS-Cov-2, especialmente al tratarse de un producto que no es inmediatamente crucial para el cliente y que, además, le causa incomodidad por el tema que trae consigo: la muerte.

De ahí que la evaluación de riesgos debe evolucionar hacia modelos más remotos basados en datos, mientras que la distribución debe pasar de las interacciones personales a las interacciones en línea.

El documento hace hincapié en que, si las compañías de seguros desean mantener su relevancia, es primordial acelerar los procesos de compra de productos de Vida con datos aumentados y habilitados digitalmente.

Agrega que actualmente, aunque muchas de las compañías alrededor del mundo han hecho esfuerzos para mejorar gradualmente sus procesos, es sabido que los han aplicado en pequeños procesos o en productos simples como pólizas de seguro de largo plazo y, cabe mencionar que estas pocas opciones están disponibles solo para un grupo relativamente reducido de clientes que se ajustan a requisitos de edad y valor nominal.

Estas limitaciones, en la mayoría de los casos, se agravan por criterios médicos importantes, por lo que el proceso de suscripción, sin importar en la etapa que se encuentre, debe ser detenido y comenzar desde cero de forma tradicional, lo que hace que el cliente -y el propio agente- se sienta frustrado y en ocasiones decida por ya no adquirirlo.

Por otro lado, los consumidores que optan por la suscripción acelerada, con frecuencia no califican para las tarifas preferenciales que están disponibles para aquellos que se someten a una suscripción médica completa -incluyendo exámenes paramédicos y pruebas de laboratorio-.

Todas estas diferencias han hecho que el modelo de “digitalización” de suscripción de seguros de Vida no sea tan exitoso como se había planeado, lo que supone un gran reto para las aseguradoras pues, como lo menciona el reporte, es inminente que se trabaje en ello con urgencia.

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