Una vez que se controle la diseminación del virus SARS-CoV-2 y México reanude actividades en todos los sectores productivos, la crisis económica que tendrá que sortear el país será severa, ya que se incrementarán los niveles de desempleo y muy probablemente aumentarán los índices de pobreza; por lo tanto, el día después de que se disipe la pandemia de COVID-19, el país padecerá mucho más riesgos, sobre todo por el indudable distanciamiento entre el Gobierno Federal y el empresariado, una tendencia que ralentizará la recuperación de las industrias en 2020.
Así lo advirtió Ximena Mata Zenteno, gerente de Estudios y Capacitación de Integralia Consultores, firma especializada en política, conflictividad social y planeación estratégica, durante una entrevista exclusiva con este medio en la que señaló que para conseguir que México mitigue en cierta medida los embates financieros que provocará la emergencia sanitaria de la COVID-19 es imperativo que se logre instrumentar una agenda conjunta entre la Administración Federal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el sector privado.
“Tratar de minimizar la crisis que atravesará México, así como pronosticar que dicho fenómeno será temporal, es una equivocación, puesto que todas las proyecciones coinciden en que la contracción que sufrirá el Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de 2020 oscilará entre 2 y 7 por ciento. En síntesis, la afectación en el bolsillo de la población será considerable, sin perder de vista que las promesas del Gobierno en lo que se refiere a proyectos de obra pública y programas sociales lucen, por ahora, inviables”, explicó Mata Zenteno.
En opinión de la ejecutiva de Integralia Consultores, será muy difícil que el Gobierno de AMLO pueda concluir obras como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía o la Refinería de Dos Bocas, puesto que el nivel de ingreso del país se ha reducido drásticamente por la estrepitosa interrupción de la actividad de muchas industrias como consecuencia de la propagación de la COVID-19.
Por otro lado, Mata Zenteno subrayó que es cada vez más evidente el distanciamiento existente entre la iniciativa privada y el Gobierno Federal. En tal sentido, advirtió que en el seno de la cúpula empresarial existe inconformidad.
Sistema sanitario, sin respuesta
Mata Zenteno se refirió a la gestión de riesgos que ha llevado a cabo el Gobierno Federal ante la aceleración que ha registrado la dispersión de la COVID-19 en México durante las últimas semanas. Advirtió que el país enfrenta dicha coyuntura sanitaria con una infraestructura médica insuficiente.
“Las autoridades de salud estiman que habrá más de 250,000 contagios de COVID-19. Por si fuera poco, las firmas de modelaje prevén que 10,000 casos requerirán cuidados intensivos; sin embargo, en el sector salud nacional, tanto público como privado, hay tan solo 4,000 camas para atender a pacientes con complicaciones. Por lo tanto, es evidente que la infraestructura instalada no alcanzará”, lamentó Mata Zenteno.
Y continuó: “Si nos referimos a los respiradores, la situación es mucho más preocupante, ya que en el país apenas hay 2,000 unidades; no obstante, el Gobierno Federal se comprometió a comprar más ventiladores para enfrentar el aumento de casos de COVID-19, pero todos sabemos que no hay disponibilidad de esta clase de equipo clínico en el mercado, puesto que todos los sistemas sanitarios del orbe los demandan para mejorar sus capacidades”.
Posturas erróneas
Consultada sobre los incentivos que necesitan las compañías de todos los tamaños para levantarse del golpe financiero de la COVID-19, Mata Zenteno precisó que el mensaje generalizado de las organizaciones, sin importar rubro ni actividad, es que el Gobierno Federal se sensibilice y flexibilice frente a la inocultable contracción económica que enfrentan, de tal manera que puedan sobreponerse del decremento en sus márgenes de utilidad y cumplan con los compromisos salariales frente a sus empleados.
“El sector privado ha levantado la mano para que se le concedan condonaciones y prórrogas en el pago de impuestos. Se trata, en suma, de una medida muy puntual que el Estado debería escuchar y atender”, sostuvo la especialista en conflictividad social y planeación estratégica.
De acuerdo con Mata Zenteno, la postura asumida por el Estado de negarse a incrementar el nivel de endeudamiento del país y emplear fondos de las reservas internacionales para aminorar la afectación provocada por la COVID-19 en el armazón productivo es un desacierto.
“Si hay un momento para endeudarse es precisamente el actual; empero, el Estado insiste en no hacerlo. Encima, el presidente sigue enfocado en inyectarles recursos económicos a los programas sociales y en beneficiar a los más vulnerables, pero se niega a brindarle respaldo a la cúpula empresarial. Es una apuesta inadecuada, porque apoyar a las empresas es darles la mano a quienes generan un porcentaje enorme de empleos, y eso, a final de cuentas, es ayudar a los más necesitados”, argumentó la ejecutiva de Integralia Consultores.
Mata Zenteno consideró que el mayor desafío que enfrentarán las organizaciones en México será diseñar estrategias que les permitan salir bien paradas en lo que respecta a rentabilidad ante la acusada desaceleración que padecerá la economía del país.
Lo financiero, fuera de las prioridades
Mata Zenteno dijo que las prioridades en las que el Gobierno Federal centrará todos sus esfuerzos una vez que la COVID-19 se haya extinguido consisten en dirigir recursos económicos para estabilizar la plataforma sanitaria del país. Asimismo, agregó, el Estado querrá mantener a flote los programas sociales y buscará el desarrollo de algunas obras de infraestructura, por lo que, vaticinó, el sistema financiero y cualquier política pública para incentivar la demanda de los servicios asociados a su operación quedarían en un segundo plano.
“Las pensiones, así como todos los vehículos de administración integral de riesgos e inclusión financiera, quedarán en pausa, porque el músculo de la Administración Federal se dirigirá a recuperar el sector salud, a desarrollar estrategias para que la economía no sufra una caída tan abrupta y a mantener los proyectos sociales. En concreto, todo lo que no forme parte de las tres esferas mencionadas quedará relegado”, deploró la experta en planeación estratégica.
Casi al término de su intervención, Mata Zenteno apuntó que la crisis provocada por la neumonía COVID-19 también ha servido como un punto de inflexión para muchas organizaciones, ya que éstas se vieron orilladas a instrumentar metodologías como el teletrabajo; por lo tanto, afirmó, dieron sus primeros pasos hacia la transformación digital, han mejorado sus procesos operativos internos y cuentan con nuevas estrategias para afrontar un cierre de 2020 y un comienzo de 2021 muy difíciles.
“Creo que en el corto plazo veremos un uso más intensivo de las herramientas digitales. Es reconfortante ver cómo muchas organizaciones finalmente transitan hacia la modernización, ya que es una apuesta que les permitirá estar en una mejor posición ante un 2021 que será complejo porque habrá comicios electorales, un factor que dificultará los trabajos de coordinación entre lo público y lo privado y hará mella en la ya de por sí debilitada economía nacional”, finalizó la gerente de Estudios de Integralia Consultores.