Los terremotos no matan; las malas construcciones sí

El Asegurador
  • La mejor manera de prevenir es construir bien, refirió Eduardo Reinoso, director de ERN
  • Agregó que en México el nivel de cultura sísmica es inexistente

Por: Alma G. Yáñez Villanueva

@pea_alma

“Los terremotos no matan”, dijo Eduardo Reinoso, experto en ingeniería sísmica y socio fundador de ERN Evaluación de Riesgos Naturales, durante su participación en las 15.as Jornadas de Seguro y Reaseguro 2018 de Swiss Re.

“Los sismos de septiembre de 2017: intensidad, daños y pérdidas” fue el título de la exposición de Reinoso, quien se refirió a las lecciones que arrojaron los sismos de 2017 en los temas de intensidad y daños, así como a las pérdidas modeladas y observadas; y respecto a los daños ocasionados por movimientos telúricos comentó que “la mejor manera de prevenir es construir bien”.

El ingeniero Reinoso acompañó su charla con mapas que mostraron aspectos técnicos, como sismicidad, daño estructural y pérdidas económicas. También hizo énfasis en aspectos legales como reglamento de construcciones, impunidad y responsabilidades.

Al referirse a las cuantiosas pérdidas económicas y también humanas, Eduardo Reinoso indicó que en nuestro país:

  • El nivel de cultura sísmica es casi inexistente.
  • Se relajó enormemente el rigor en la construcción.
  • El reglamento no prohíbe sistemas, estructuras, ni geometrías.
  • El reglamento en su parte de responsabilidades no funcionó
  • En zonas pobres existe mucho adobe, que es muy vulnerable.
  • Se presentaron fallas inaceptables en sistemas vitales, como luz, agua potable y gas.
  • Las autoridades contaban con información que nunca utilizaron.
  • Las autoridades no revisaban nada.
  • Los edificios viejos sufren alteraciones que intensifican su vulnerabilidad. Las realizan los dueños.
  • Con la ingeniería actual, las escuelas no deben caerse ni los hospitales deben dañarse.
  • Hay fallas graves en la atención de la emergencia sobre seguridad estructural.
  • En cuanto a la reconstrucción, el Gobierno se muestra paternalista; y la sociedad, sin responsabilidad.

Eduardo Reinoso comentó que en Ciudad de México hay muchos problemas geológicos, como fallas y grietas. Las primeras, dijo, son las fracturas de la corteza terrestre acompañadas de deslizamiento de uno de los bordes; y aclaró que las fallas no provocaron colapsos.

En cambio, las fracturas en Ciudad de México y otras ciudades son por extracción de agua del subsuelo. Éstas dañan infraestructura, líneas de vida (drenaje, agua, luz), bardas y viviendas pequeñas. Son identificadas en bordes del exlago de Texcoco, donde ha habido grave extracción de agua. “La solución es disminuir la extracción de agua”, reiteró.

Durante su plática, Reinoso recalcó que nuestra ciudad es una zona sísmica activa y que las autoridades, el Gobierno Federal, las instituciones, las diversas industrias y la sociedad en general nunca le han dado importancia al riesgo latente de sufrir un terremoto.

También remarcó que el terremoto del 19 de septiembre sí fue fuerte; sin embargo, la devastación en la ciudad fue ocasionada por la cercanía respecto al epicentro de la falla telúrica.

“No es que tengamos muy mala suerte. Teníamos previsto un evento como el que ocurrió; no obstante, debemos reconocer que nos agarró con los dedos en la puerta. Se trata de un sismo muy similar al terremoto de Tehuacán de 1999, que afectó al estado de Puebla”, explicó.

Eduardo Reinoso añadió que se esperaba que la capital del país fuera azotada por un movimiento geológico de grandes magnitudes proveniente de Guerrero y que sería mucho más perjudicial para otro tipo de edificaciones.

“Si nos damos cuenta, los edificios colapsados son relativamente bajos. En 1985, el promedio de los edificios que se derrumbaron era de 10 pisos. En esta ocasión se trata de edificios chaparros; es decir, de apenas cinco pisos”.

Al citar ejemplos, dijo que la mayoría de esos edificios no contaban con los pilares adecuados para soportar el peso de altos niveles; es decir, hacen estacionamientos hacia abajo, uno, dos pisos, y con las columnas muy alejadas, para que haya más espacio para automóviles. La consecuencia es que éstas no soportan el peso de la construcción.

Reinoso finalizó su participación en las Jornadas de Swiss Re comentando que, desde su punto de vista, los edificios fracturados y las víctimas son consecuencia de fallas estructurales que se generan por la ineficacia en la construcción y en la ingeniería estructural.

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