México es el país que cuenta con la mayor prevalencia de diabetes e ingresos hospitalarios entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Nuestro país también presenta la mayor tasa de mortalidad en los 30 días posteriores a un ataque cardiaco (27.5 por ciento), y la proporción de los costos de atención médica que los hogares pagan directamente es la segunda más alta.
En el primer caso, y de acuerdo con el documento Health at a Glance 2019: OECD Indicators, presentado por ese organismo, casi tres cuartas partes (72.5 por ciento) de los adultos en México tienen sobrepeso u obesidad, lo que coloca al país en el segundo lugar entre los países de la OCDE más afectados por estos males.
La tendencia comienza a una edad temprana, y son los niños los más propensos en este país a registrar sobrepeso u obesidad en comparación con el niño promedio que vive en el conjunto de países de la OCDE (37.7 y 31.4 por ciento, respectivamente).
Ante esta situación, hacer frente a la obesidad requiere un conjunto de políticas complementarias de buenas prácticas (The Heavy Burden of Obesity: The Economics of Prevention, OCDE, 2019). Los ejemplos incluyen la reformulación de alimentos y bebidas para reducir los niveles de grasas saturadas, azúcares y sodio; también, políticas de concienciación, como campañas en los medios de comunicación, etiquetado de alimentos y recetas publicitarias. Los médicos, en particular los médicos generales, también desempeñan un papel importante en la optimización de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la diabetes, que detiene el incremento de resultados adversos para la salud.
A este respecto, el estudio detalla que la obesidad es un factor de riesgo clave para diversas afecciones crónicas, incluida la diabetes tipo 2. A partir de 2017, 13 por ciento de la población adulta tenía diabetes en México, que es más del doble del promedio de la OCDE y el índice más alto entre los países miembros. México tiene la tasa más alta de ingresos hospitalarios por diabetes; sin embargo, esta cifra ha disminuido en 25 por ciento desde 2012. Entre 2012 y 2017, el número de admisiones por amputaciones relacionadas con la diabetes aumentó en más de 10 por ciento, un empeoramiento preocupante en la calidad del control y el tratamiento continuos de la enfermedad.
En este sentido, el organismo internacional asegura en su comunicado que dietas mal equilibradas y estilos de vida sedentarios contribuyen en gran medida a que una gran proporción (72.5 por ciento) de los mexicanos tenga sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, y de acuerdo con estimaciones de la OCDE, México ocupa el índice más bajo de tabaquismo (7.6 por ciento) y el tercero más bajo de consumo de alcohol o de bebedores dependientes (1.3 por ciento) entre los países miembros; además, tiene la tercera tasa de crecimiento más alta en ganancia de esperanza de vida.
El estudio detalla que el nuestro es uno de los pocos países miembros de ese organismo donde la ganancia en la esperanza de vida no se ha desacelerado en los últimos años. Sin embargo, esta esperanza de vida permanece aproximadamente cinco años por debajo del promedio de la OCDE (75.4 y 80.7 años, respectivamente).
Los indicadores resaltan dificultades en la calidad de la atención. Por ejemplo, los ingresos evitables por diabetes son casi el doble del promedio de la OCDE (249 por cada 100,000 personas), y la mortalidad a los 30 días después de un ataque cardiaco es cuatro veces mayor al promedio que registra el organismo.
En otro punto, el análisis de la entidad internacional también asevera que el gasto sanitario mexicano representa 5.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), indicador que se encuentra entre los más bajos de los países de la OCDE. La cobertura de seguro de Salud para las poblaciones vulnerables ha mejorado, pero persisten las brechas.
De este modo, la cobertura de un conjunto básico de servicios de salud en México es la más baja entre los países de la OCDE, con 89.3 por ciento. Asimismo, los gastos de bolsillo siguen siendo altos, con 41 por ciento del gasto total en salud.
En México, aproximadamente 90 por ciento de la población está cubierta por un conjunto básico de servicios de salud. Ésta es la cobertura más baja en la OCDE, en la que la mayoría de los países brinda una cobertura total. A partir de 2017, poco más de la mitad (52 por ciento) de toda la atención médica fue financiada por el Gobierno, por debajo del promedio de la OCDE, de 73 por ciento. El país tiene la segunda mayor proporción de gastos de bolsillo de los hogares, que representa 41 por ciento adicional del gasto en salud.
Los pagos directos excesivos restringen el acceso de las personas a los servicios y pueden generar dificultades financieras. El 5.5 por ciento de los hogares en México experimenta un gasto catastrófico en salud, y los hogares pobres se ven afectados de manera desproporcionada. La cobertura de salud universal también depende de la gama de servicios cubiertos y del grado de costo compartido.
Para garantizar que todos tengan acceso a los servicios necesarios, es común que los países desarrollen un paquete de igualdad de beneficios. Para que un sistema de este tipo sea sostenible, los servicios del paquete deben estar sujetos a un análisis riguroso, en particular mediante el uso de Evaluaciones de Tecnología Sanitaria (How OECD health systems define the range of goods and services to be financed collectively, OCDE, 2016).