En las últimas semanas se ha escuchado mucho acerca de las compañías calificadoras en nuestro país. Primero, creemos que es conveniente aclarar que A. M. Best es la única agencia calificadora global especializada en el sector asegurador; y, en este sentido, no emite  calificaciones sobre soberanos. Sin embargo, lo anterior no implica que no se tome en cuenta el riesgo país en el proceso de calificación. Para emitir sus calificaciones de fortaleza financiera y crediticia de emisor, A. M. Best basa su análisis en tres pilares: fortaleza  del balance, desempeño operativo y perfil del negocio; y, como hilo conductor entre estas categorías, se toma en cuenta la capacidad de administración de riesgos de dichas compañías.

El riesgo país es muy relevante en el establecimiento del rango de calificación inicial de la evaluación base de la calificación otorgada a las aseguradoras en combinación con la fortaleza del balance, cuya evaluación descansa, entre otros aspectos, en el modelo de capital basado en riesgos que utiliza  A. M. Best. La repercusión potencial del riesgo país sobre los pilares antes mencionados se determina caso por caso para cada compañía.

De  acuerdo con  la metodología de A. M. Best, el nivel de riesgo país no es directamente comparable con una calificación de deuda soberana, que  evalúa la capacidad y disposición de cumplimiento de un gobierno ante sus obligaciones y que generalmente se interpreta como un límite o techo a las calificaciones de la industria de seguros, de acuerdo con los criterios de calificación de otros participantes del mercado. El análisis de riesgo país en la metodología de A. M. Best considera las finanzas y políticas de un gobierno;  sin embargo, evalúa otros factores cuantitativos y cualitativos de las condiciones específicas de un país que afectan al entorno operativo del mercado de seguros.

En este sentido, A. M. Best categoriza el riesgo país dentro de cinco niveles; de ellos   el riesgo más alto es el CRT-5 (por sus siglas en inglés), y el CRT-1 denota el menor nivel de riesgo que puede afectar  al sector asegurador. México, por ejemplo, se encuentra en el rango CRT-3; y ha permanecido en esa categoría desde 2008.

Al momento de evaluar el riesgo país, A. M. Best considera el riesgo económico, político y el del sistema financiero. Dentro del riesgo económico, se toma en cuenta el estado de la economía nacional, finanzas públicas, balanza comercial y crecimiento esperado de la economía, entre otros factores. El riesgo político considera la estabilidad gubernamental y de la sociedad, estado de las relaciones internacionales, fortaleza del estado de derecho, eficiencia  de la burocracia gubernamental y la eficacia de las políticas gubernamentales. El riesgo del sistema financiero toma en consideración la posibilidad de que surjan en mercados financieros detonantes de volatilidad derivados de normas inadecuadas de información, ineficiencias en mercados de activos y bancarios o endeble estructura regulatoria, aspectos todos que pueden generar volatilidad en el desempeño del sector asegurador.

Como  una subcategoría del riesgo financiero, el riesgo de la industria de seguros considera además  el riesgo resultado de un incipiente desarrollo de la industria, un bajo nivel de cultura de previsión   entre la población y deficientes niveles de transparencia y eficacia regulatoria que pudieran comprometer la capacidad de las aseguradoras para hacer frente a sus obligaciones financieras.

La industria conformada por compañías calificadoras viene realizando desde hace varios años  un esfuerzo por transparentar tanto como sea posible las metodologías y criterios en que se basa su proceso de calificación. Dicho esfuerzo se ha intensificado   a partir de la crisis financiera global acaecida entre 2007 y 2010.

Las metodologías y criterios utilizados en el proceso de calificación experimentan un   escrutinio constante por parte de diversos reguladores y participantes del mercado a escala  mundial. La intención principal es modernizarlos de manera continua e incorporar los nuevos aspectos que surgen cotidianamente como resultado de la evolución natural que experimentan las industrias que reciben dichas calificaciones. Estas  metodologías y criterios de calificación están disponibles para todo el público en los portales de internet de las compañías que integran este sector. De esta manera, el público interesado puede identificar claramente si existe una desviación de  dichas metodologías en algún caso particular. La industria de las compañías de calificaciones se basa en gran medida en aspectos reputacionales, los cuales pueden poner en peligro el prestigio de estas empresas cuando existen desviaciones o incongruencias entre las metodologías y criterios empleados y la realidad.

Lo anterior  realza la importancia que tiene  para las compañías calificadoras el hecho de no comprometer la independencia de su punto de vista ante posibles conflictos de interés o cualquier tipo de presión por parte de las entidades calificadas, gobiernos o terceros relacionados.

En lo que concierne  a la reducción en el pronóstico de crecimiento de la economía mexicana,  las agencias calificadoras no están solas en dicha percepción. El mismo Banco de México, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el FMI (Fondo Monetario Internacional) y diversos bancos de inversión han realizado ajustes a la baja en sus expectativas de crecimiento para el país en 2019.

El resultado en la calificación otorgada por A. M. Best sólo refleja la opinión de un tercero independiente sobre la capacidad de una institución de seguros para  hacer frente a sus obligaciones financieras; y la imparcialidad y objetividad de dicha evaluación está garantizada porque existen diversas políticas internas que se siguen a fin de minimizar conflictos de interés que se puedan originar a lo largo del proceso de calificación.

Diversos esfuerzos regulatorios emprendidos en todo el mundo  han buscado incluir requerimientos de calificación en diversas industrias, particularmente del sector financiero, a fin de impulsar  un fortalecimiento de la disciplina de mercado en dichos sectores de la economía, ya que el proceso de calificación contribuye sin lugar a dudas a que las compañías internalicen las observaciones de un tercero independiente respecto a la manera en que   la implementación de estrategias de capitalización, de endeudamiento y comerciales, entre otras, influye en su fortaleza financiera.

Alfonso Novelo es director senior  de Análisis en A. M. Best Latinoamérica.

Carlos de  la Torre es director senior  de Operaciones y Desarrollo de Mercado en A. M. Best Latinoamérica.

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