A través de un comunicado denominado El camino hacia la nueva normalidad, la firma McKinsey & Company señala que las empresas clasificadas como resilientes son aquellas capaces de recuperarse rápidamente de los golpes del entorno para mostrar crecimientos aún en entornos complejos mientras sus competidores pierden; y para ello es fundamental implementar una estrategia inteligente de reducción de costos, repensar sus modelos de negocio, innovar y articular planes de sucesión de diferentes niveles operativos.
En este sentido, la consultora estratégica global resume en cinco puntos lo que, desde su perspectiva, contribuye a crear las condiciones para salir adelante en entornos altamente complejos como el generado por la COVID-19.
- Buscar la resiliencia como factor fundamental para la permanencia en el mercado y en ese sentido, alinearse todas las estrategias, acciones y decisiones.
- Volver a lo central. En el momento en que se tuvo que responder a una nueva forma de operar, las estructuras de múltiples industrias regresaron a lo fundamental. Esto ha ayudado a demostrar en semanas que, si bien han sido dolorosas, han forzado la creatividad, la re-interpretación de las cadenas y procesos de las empresas para la creación de valor. Volver a lo básico no es necesariamente una mala noticia. Permite reevaluar y repensar las prioridades, formas, necesidades y soluciones que estamos planteando para ofrecer nuestros servicios. Esta estrategia no necesariamente se mantendrá en el tiempo, pero puede ser un buen punto de quiebre para asegurar la transformación hacia estructuras más ágiles, adaptables e innovadoras.
- La distancia llegó para quedarse. La pandemia representa un punto de inflexión en el futuro inmediato, particularmente en tres áreas:
- El e-commerce, en el que los hábitos de compra en línea en prácticamente todas las economías, abarcan por primera vez todos los rangos de edad, al tiempo que afianzan los hábitos digitales de quienes ya participaban de esa categoría.
- Telemedicina, ya que cada vez más los servicios médicos trasladarán una parte de sus servicios a ámbitos digitales, lo que posibilitará que más personas se vean beneficiadas de ellos, incluso aquellas en poblaciones remotas. Los gobiernos tomarán esa tarea en los monitoreos epidemiológicos.
- Automatización, en ella, la firma McKinsey Global afirma que alrededor de 60 por ciento de los trabajos podrían ver en el futuro próximo, 30 por ciento de sus tareas automatizadas. Asimismo, asevera que en 2030 podrían verse afectados entre 400 y 800 millones de trabajos.
- Transitar la incertidumbre. Estamos viendo cómo millones de empleos se pierden y para algunos, no podría haber un escenario más desafiante que este. Frente a ello, la mayor parte de los consumidores viven un nivel de incertidumbre importante que desafía su estabilidad a diferentes niveles: desde toma de decisiones de compras mayores que puedan representar un alto riesgo de descapitalizarse o adquirir una deuda, hasta el desconocimiento real de lo que se podrá o no hacer de forma segura en los meses por venir.
- Mercados cambiantes. Están cambiando las estructuras industriales, la percepción y comportamiento del consumidor, el status quo del mercado y la deseabilidad de los sectores. Además, se prevén cambios duraderos en cuanto a las actitudes hacia la distancia física, la salud y la privacidad.
El documento establece que, sin duda, eso tendrá repercusiones en prácticamente todas las industrias. Algunos consumidores y gobiernos cambiarán sus formas respecto a cómo se comparten los datos personales. Para los millennials y centennials, la crisis representa la más grande disrupción que han vivido y por ello, tendrá un importante impacto en la forma en que distribuyen su ingreso, ahorran y se cuidan.
De tal modo, añade, por difícil que sea prever esos cambios, se espera que las empresas encuentren nuevas formas de colaborar, innovar sus modelos de negocio y encontrar otras oportunidades de volverse relevantes frente a los cambios del contexto.