Incipiente cultura de previsión de las pymes las aleja de los beneficios del seguro de Crédito para fortalecer sus operaciones

Por: Luis Adrián Vázquez Moreno @pea_lavm

Ya sea en momentos de gran  incertidumbre financiera del  país o cuando las empresas presentan en su cartera un historial recurrente de impagos de sus clientes, el seguro de Crédito es una herramienta que les permite a las organizaciones de cualquier tamaño mantener la liquidez en su operación. Lamentablemente, esta figura se utiliza poco en México, ya sea por desconocimiento de su existencia o porque muchas empresas asumen, sobre todo las pymes, que este tipo de productos están diseñados sólo para las grandes organizaciones.  

En entrevista con El Asegurador, Roberto Aguirre, jefe del área Comercial Seguro de Crédito de Grupo Asegurador AVLA, señaló lo anterior al hablar sobre cómo la incipiente cultura de seguros, más las suposiciones que el posible usuario de un seguro hace sobre el tema  provocan repercusiones sociales y empresariales de gran relevancia.

Desde el punto de vista de   Aguirre, en el ambiente empresarial de las pymes   por alguna razón también se considera que contratar un seguro no es negocio. “Lo ven como un gasto innecesario;  cuando, por el contrario, una cobertura de seguro de Crédito o de otra naturaleza puede hacer la diferencia entre una empresa que logra  superar sus dificultades financieras en momentos complicados y otra que sucumbe por completo”.

Gran parte de la ignorancia que las personas y las empresas padecen sobre los seguros obedece a        que no se ha sabido promover esta herramienta financiera ni se ha sabido convencer sobre las bondades que tienen los seguros. En particular, la asesoría que un cliente recibe cuando contrata un seguro de Crédito le permite entender mejor quiénes son sus clientes, cuál es el nivel de solvencia que éstos tienen y  qué riesgos financieros pueden existir en la relación, entre otros temas de carácter preventivo, y no solo correctivo, explicó Aguirre.

Aguirre puso  en números el nivel de siniestralidad que se tiene por concepto de no pago en las     empresas en México  e indicó que, aunque esta siniestralidad varía según la medición de cada aseguradora, en los últimos años, y sobre todo en un ambiente económico afectado por la pandemia, tal parámetro ha estado entre el 60 y 70 por ciento.“De ese tamaño es el problema de los impagos, lo cual es  hasta cierto punto natural”.

El  entrevistado agregó que, “aunque por  la pandemia se concedieron prórrogas para que los deudores pudieran estar nuevamente en condiciones de pagar y ponerse al corriente, en muchos de los casos esto no funcionó muy bien, por lo que tuvimos en el mercado una siniestralidad contenida; sin embargo, con la reactivación de la economía, los deudores crediticios comenzaron a responder a la prórroga”.

También se observó, dijo Aguirre, que los propios asegurados apoyaron a sus clientes hasta donde pudieron. “En fin, se pusieron en marcha  muchas estrategias que apoyaron a las empresas mexicanas para   seguir operando y para que al final del ciclo todos salieran beneficiados: unos por pagar  lo que debían y otros por la  continuidad de su negocio y la eficaz gestión de estos contratiempos  gracias a que contaban con un seguro de Crédito”.

El representante de Grupo Asegurador  AVLA indicó que en esta firma, y con base en el análisis de la mejoría de las condiciones del mercado y del comportamiento del cliente, diseñaron una póliza de Crédito especial para el mercado latinoamericano  y,  mejor  aún, adecuada para las pymes, sector que en México sostiene una parte muy importante de la economía del país.

“Confiamos en  que las empresas que tienen estimados de venta pequeños puedan empezar a crecer en este renglón  con nuestro apoyo. Contrario a lo que estos pequeños empresarios suponen, el hecho de contratar  un instrumento como éste facilita  una operación continua y financieramente sana, y solo cuesta entre el 0.80 y el 1 por ciento de las ventas totales de la empresa. Con esa cantidad, una organización garantiza  un crecimiento sostenible, un conocimiento detallado de la cartera de clientes y el crecimiento en ventas, lo que repercute en la rentabilidad de la organización”, concluyó Aguirre.  

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