Omnicanalidad, estrategia que facilita estar siempre presente con el cliente

El Asegurador

 

La omnicanalidad sirve para que las empresas estén presentes junto a sus clientes, actuales y potenciales, con  todas las modalidades de comunicación e interacción existentes. Con ello conseguirán   ofrecerles experiencias de consumo gratas e integrales que induzcan mayor confianza y fidelidad en el cliente respecto a  la marca. Ése es el objetivo, señalaron Antonio López, Adrián Magnacco y Carlos Andonegui, expositores del webinario  Omnicanalidad en e-commerce: la experiencia de las grandes empresas.

Los ponentes agregaron, sin embargo, que hay que tener cuidado con las formas de entender el concepto, porque hablar de omnicanalidad no es sinónimo de establecer que todas las plataformas utilizables van a tener el mismo efecto en la percepción o intención de compra del consumidor, por lo que para encontrar cuál de ellas   es relevante como   canal de predominio será necesario experimentar, atreverse, intentar, ensayar una y otra vez  y perder el miedo a equivocarse para descubrir qué plataforma genera  mayores oportunidades de venta.        

Los CEO de Ser Such, Mercado Libre y Vinos Premier señalaron que la clave de las ventas   omnicanal  es lograr que de manera integral y haciendo uso de todos los canales previstos  el cliente logre percibir un valor superior al esperado por su consumo;   al lograrse este objetivo, de manera colateral sucederá  que su sensibilidad al precio de venta pasará  a un plano  secundario, y desde ese momento  en adelante buscará  la marca en razón de  la satisfactoria experiencia vivida, y no tanto  por lo que pagó por ella.

Para los ejecutivos de las organizaciones mencionadas,  la ventaja de incorporar la   omnicanalidad en las organizaciones consiste en que, al estar presente la marca y el servicio en las diferentes opciones que el cliente usa o busca para establecer contacto  con la empresa, se consigue   ayudar,  orientar e incentivar a aquellas personas que aún no están totalmente decididas a comprar, por un lado; por el otro, se refuerza en gran medida    la presencia de la marca en la mente de los consumidores.

López, Magnacco y Andonegui indicaron  que al final  habrá dentro de la oferta de canales algunos que solo sirvan para despejar dudas muy específicas, como en el caso de los chatbox;  y otros  fungirán como el puente o enlace previo para  que en una fase posterior el cliente reciba una atención personalizada. Por todo ello,  asegurar que uno u otro canal es el adecuado  es una tarea compleja. Todo depende  del giro de cada empresa y de las  preferencias del consumidor.              

En definitiva, la gama  de canales usados bajo este concepto servirá para fines específicos que no siempre serán cerrar una venta. Tomemos el ejemplo de las redes sociales: existe la errónea creencia  de que vender por medio  de ellas  es fácil y muy adecuado, cuando la verdadera razón de ser de estas plataformas es potenciar la imagen de marca e interactuar con  las personas.

Por otra parte, López, Magnacco y Andonegui explicaron  que, cuando una organización decide dar el salto hacia la omnicanalidad, es muy importante que su estrategia observe  una estricta coherencia entre lo que se dice del producto y lo que éste es en sí. También es importante vigilar que  las plataformas de la estrategia de omnicanalidad cumplan con un rol específico, siempre el mismo y siempre homogéneo, en el trato y nivel de respuesta que el cliente busca en cada una de ellas.             

Los CEO de Ser Such, Mercado Libre y Vinos Premier  advirtieron   también que no hay que confundir omnicanalidad con desatención del cliente, porque hasta ahora las plataformas virtuales no han sustituido la atención esmerada y personalizada, diligente y siempre oportuna  que el cliente busca,    ya sea en la  totalidad del proceso de compra o solo en alguna parte de él.     No se trata de estar por estar ni de  usar   un canal de manera gratuita y sin objetivo. Si la decisión es migrar hacia la omnicanalidad, hay que hacerlo de la manera adecuada y sin dejar ningún cabo suelto.

Existe  la creencia, concluyeron López, Magnacco y Andonegui,  de que el tiempo de respuesta ante las solicitudes del cliente debe ser mínimo   cuando una organización se asume como   omnicanal. Esto  es falso. En algunos procesos así es;  pero cada canal tiene sus tiempos  de respuesta en particular, y en algunos casos éstos dependen de servicios o proveedurías externas, que llegan a escapar del control de la organización.

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