Como consecuencia del acaparamiento por parte de las principales potencias mundiales de las diversas vacunas contra COVID-19, los países pobres del orbe ven esfumadas sus esperanzas de adquirir de forma masiva dicho fármaco. Por consiguiente, será complejo que estas naciones logren la inmunización necesaria en su población para abatir el virus SARS-CoV-2 antes del 2024, alertó Jorge Moreira da Silva, director de Cooperación para el Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Moreira da Silva lamentó que “reconstruir mejor”, afirmación utilizada frecuentemente por los organismo internacionales y gobiernos para referirse a la recuperación económica que debe registrarse para sobreponerse de la crisis a raíz de la COVID-19, tal parece que es “un lujo para las economías avanzadas en 2021, mientras los países en desarrollo lucharán simplemente por sobrevivir”.
Y es que según el funcionario de la OCDE, la brecha en materia de desigualdad sanitaria es una coyuntura que ya era compleja en el mundo antes que emergiera la COVID-19, puesto que los países de bajos ingresos gastaban en promedio 4 dólares per cápita en protección social, mientras que las naciones consideradas de alto ingreso destinaban cerca de 695 dólares para este fin.
Para concluir, el director de Cooperación para el Desarrollo de la OCDE reconoció que la ausencia de una estrategia global para garantizar el acceso a las vacunas contra COVID-19 se posiciona como la mayor amenaza que hoy enfrenta el mundo entero.
“Aunque objetivo inicial del Covax (Fondo de acceso global para vacunas COVID-19) consistía en brindar 2,000 millones de dosis de vacunas contra el SARS-CoV-2 al cierre de 2021, ahora dicho mecanismo se enfrenta a serias dificultades para obtener 5,000 millones de dólares adicionales para financiar un mayor número de dosis del fármaco, inversión que representa una parte mínima de lo gastado por las potencias económicas del orbe”, concluyó Moreira da Silva.